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Guerra en el medio oriente: Tan cruel con quien menos tiene

Desde hace semanas los periódicos están plagados de noticias sobre la guerra en Medio Oriente ¿quiénes son las personas más vulnerables? Aquellas que más pierden y menos posibilidades de sobrevivir tienen.

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“Somos personas andando en un mismo mar, pero en diferente barco, que no se te olvide”, me dijo una vez mi mamá. 

 

Joe McCarthy, en su columna “How War Fuels Poverty” (2022), comenta: << La guerra perturba los sistemas alimentarios al socavar la producción de alimentos, provoca una rápida inflación de los precios de estos e impide que la gente gane dinero para poder acceder a una alimentación digna. Además, destruye infraestructura clave que sustenta la vida diaria, desde sistemas de agua hasta centros de energía y hospitales. No obstante, la guerra desplaza a las personas de sus hogares, obliga a los niños a abandonar las aulas, aumenta la desigualdad de género y expone a las personas a niveles extremos de violencia >>. 

 

De acuerdo con datos de la Agencia de la ONU para los refugiados en EU, tan sólo en el año 2022, “las mujeres y las niñas representaron más de la mitad, o el 51 por ciento, de todos los refugiados desplazados por la fuerza”. Al mismo tiempo, el pasado 17 de octubre, el UNFPA dio a conocer que hay 540.000 mujeres en edad reproductiva viviendo en Gaza, de las cuales 50.000 están actualmente embarazadas y se espera que 5.500 den a luz el próximo mes.

 

Las desigualdades de género incrementan durante los conflictos, es por ello, que las mujeres en tiempos de guerra enfrentan dificultades adicionales. Según las Naciones Unidas, las niñas tienen un 90% menos de probabilidad de tener acceso a la educación que los niños en zonas de conflicto. También son víctimas de matrimonios infantiles, de trabajo esclavo o de ser reclutadas como niñas soldados (Cidón, 2022). Bien dijo la escritora Svetlana Alexiévich en su libro “La guerra no tiene rostro de mujer”: La guerra no tiene género, pero la experiencia de la guerra sí.

Los más afectados son los que nada tienen que ver
Foto: ONU

Por otro lado, según el reporte anual del Ministerio de Salud Palestino (2022): “casi la mitad de la población (47,3%) son menores de 18 años”. Lo que significa que los niños constituyen casi la mitad de la población de Gaza. En relación con lo anterior, un informe del año 2021 del Euro-Med Human Rights Monitor, encontró que el 91% de los niños de Gaza sufrieron traumas relacionados con el conflicto (mismo conflicto que, para entonces, no se había intensificado como hasta el día de hoy). 

 

Estadísticas, porcentajes, números y más números. Ojalá solo se tratara de eso… ¿La realidad? La realidad es que todos esos números y porcentajes, son personas: niñas, niños, mujeres, amigos de alguien, hermanos de alguien, padres de alguien, primos, gente con una historia y sentimientos propios.

La guerra no es solo un titular en las noticias o estadísticas frías; es un drama humano, un tormento que afecta a mujeres, niñas, niños y a las personas más vulnerables de manera casi inimaginable. Así es, la guerra no solo perturba los sistemas alimentarios y destruye infraestructura vital, como McCarthy menciona; también mata de hambre, sed, frío y angustia a las personas que menos tienen. 

 

Detrás de esos datos, hay mujeres y niñas que se ven forzadas a huir de sus hogares, renunciar a sus sueños y aceptar matrimonios y relaciones abusivas. Detrás de esas estadísticas sobre la población de Gaza, hay niños que viven y vivirán con cicatrices emocionales que cargarán para toda su vida.

“Somos personas andando en un mismo mar, pero en diferente barco, que no se te olvide”, me dijo una vez mi mamá. Y cuánta razón tenía.

Por: Christian Ximena Cisneros Salinas, Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Iberoamericana

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