Durante la Edad Media, las Cruzadas fueron el primer gran acontecimiento bélico que unió a algunos reinos, considerados cristianos, en la ambición de conquistar los territorios en el Medio Oriente donde Jesucristo dio su testimonio.
San Ernesto de Zwiefalten fue uno de los miles de participantes en estas sangrientas incursiones bélicas, que probaron la resistencia de los pueblos originarios de estas zonas, la mayoría de fe musulmana.
¿Quién fue San Ernesto de Zwiefalten?
Aunque existen pocos datos biográficos sobre el religioso, se sabe que formó parte del monasterio de Zwiefalten, pequeña localidad ubicada en las inmediaciones del lago Constanza, en la actual Alemania.
Se sabe que participó en la Primera Cruzada y, como pocos de los cientos de miles de voluntarios que partieron hacia el Cercano Oriente, tuvo la oportunidad de volver a Europa sano y salvo.
Tiempo después, volvió a Zwiefalten, donde logró acceder a la posición de abad, desde la cual dirigió con compasión y humildad a sus hermanos. Sin embargo, cinco años más tarde, se unió a la Segunda Cruzada, comandada por el emperador Conrado III.
Presintiendo que no volvería, se despidió de sus hermanos en la fe. Se cree que cayó preso del ejército musulmán, quien intentó convertirlo a su fe, sin éxito. Se dice que murió tras ser martirizado en las inmediaciones de La Meca.
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