En ocasiones asumimos que el hecho de tener complejos con nuestro cuerpo resulta algo no “tan grave”, pero en realidad este factor puede detonar otros padecimientos a nivel mental o psicológico que puede afectar de manera personal pero también a nuestro desarrollo social, por lo que debemos poner especial atención a este tipo de complicaciones.
Hoy hablaremos sobre la disforia de género que en términos generales refiere a la sensación de incomodidad o angustia que se puede generar en una persona respecto a su identidad de género que puede llegar a diferir respecto a su género asignado al nacer o de las características físicas atribuidas a cierto sexo.
¿Qué es la disforia de género y cómo tratarla?
Este tipo de padecimiento suele generarse en mayor medida en personas trans y con identidad diversa del género, presentando disforia de género en alguna etapa de sus vidas, aunque no siempre las personas trans pueden llegar a experimentar esta sensación, o que bien, al sentirlo, pueden apoyarse con alguna intervención quirúrgica si así se desea realizar.
Es importante mencionar que la disforia de género está reconocida por la parte médica, pues está incluida en el manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), un manual publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, el cual existe con la finalidad de ayudar a las personas que lo padecen a obtener atención médica, un tratamiento y seguimiento del mismo.
Además, debemos indicar que la disforia de género puede afectar a adolescentes pero también a adultos que experimentan alguna diferencia marcada sobre su identidad y corporalidad, teniendo una sensación de que alguna parte de su cuerpo no coincide en cómo se identifican, como el tener barba y sentir que no es parte del cuerpo, o tener pecho que socialmente se atribuye a la parte femenina y la persona que experimente disforia de género, sienta que esa zona de su cuerpo le incomoda o le causa un conflicto.
Síntomas de disforia de género
Entre los síntomas más comunes se encuentran los siguientes:
- Diferencia entre la identidad de género y los genitales o las características sexuales secundarias, como el tamaño de los senos, la voz y el vello facial. En los adolescentes jóvenes, una diferencia entre la identidad de género y las características sexuales secundarias previstas.
- Deseo de deshacerse de estos genitales, zonas corporales o características sexuales secundarias y específicas, o un deseo de evitar el desarrollo de características sexuales secundarias.
- Deseo de tener los genitales y las características sexuales secundarias de otro género.
- Un gran deseo de ser o ser tratado como otro género a nivel social.
Este tipo de padecimientos deben ser tratados por especialistas en género e identidad para ofrecer un seguimiento adecuado y previamente indagar en la persona en cuestión y conocer más cuáles son sus ideales respecto a su corporalidad y cómo desea identificarse; es importante hacer presentes a personas cercanas para tener un respaldo o un apoyo emocional que nos permita desarrollarnos de manera efectiva, pero también defender la forma en la que queremos ser identificados por el resto.
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