Priscila Trinidad estudió ingeniería ambiental y, tras graduarse, se dedicó plenamente a su rama. Pero decidió cambiar su trabajo para expresar lo que sentía con el arte por medio del patinaje. Ahora, profesionalizó su gusto por el skate dance al grado de ser de las pocas mujeres en México que se dedican a ello.
“Hay muchas formas de profesionalizar lo que haces y el arte tiene muchas vertientes”, expresó en entrevista con Antonio Anistro para El Heraldo Media Group.
La joven de 28 años se certificó hace cinco años en Estados Unidos, país donde inició el movimiento del baile en patines en los años 40 y desde ese momento no ha habido quién la pare. “Pude tener la oportunidad de vivir 2 años en Beijing, China, enseñando a personas de 3 a 5 años como patinar, también en Estados Unidos en un circo que se llama paranormal, que fue acrobático”, detalló.
Gracias a ello ha transformado su pasatiempo en algo redituable para poder vivir. Por ejemplo, cuando se encuentra en la capital mexicana enseña cómo patinar niños, niñas y adultos a 250 pesos la clase. “También soy instructora de patinaje, de baile en patines y es de las cosas que más me gusta hacer porque puedo pasar todo el conocimiento que me ha costado tanto aprender de la mejor forma”, mencionó.
Pero el camino no ha sido “miel sobre hojuelas”. Llevarlo al nivel al que Priscila lo hace requiere fuerza, equilibrio y ganas, incluso de enfrentar el qué dirán, ya que aún esta disciplina es vista por muchos como simplemente un hobbie callejero y mayormente de hombres.
“Es importante conocer más allá y saber que todo lo que tú te puedes profesionalizar y hacerlo increíble en todos los sentidos, te puede dar muchas cosas, no solo estabilidad económica o una carrera sino también el reconocimiento y la plenitud como persona”, acotó.
A su vez, le dio varias recomendaciones para quienes están empezando en el mundo del patinaje. Indicó que hay que tener un equipo de protección, unos patines que sean seguros y conseguir una persona con la que puedan aprender, así como tenerse mucha paciencia, empezar poco a poco y no presionarse.
“Es increíble la libertad que te da bailar en patines, o solamente patinar, no tiene precio”, finalizó.
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