No se puede explicar la Revolución Mexicana sin citar a personajes como Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Francisco Villa. Sin embargo, pocas veces se hace mención de las mujeres que participaron en dicho conflicto. Una de ellas fue Carmen Serdán.
Luchó contra el régimen de Porfirio Díaz y siempre apeló por la democracia. Fue, junto a sus hermanos: Natalia, Aquiles y Máximo, pionera de la causa revolucionaria. Además, repartió pólvora y dinamita, utilizadas en el mencionado hecho histórico.
La historia de Carmen Serdán
Este 21 de agosto se conmemora el 74 aniversario luctuoso de María del Carmen Serdán Alatriste, nacida el 11 de noviembre de 1875 en Puebla de Zaragoza (Puebla). De acuerdo con la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, creció en el seno de una familia relacionada con la política.
Su abuelo materno, Miguel Cástulo Alatriste, fue gobernador de Puebla y partícipe de la Guerra de Reforma. Su padre, Miguel Serdán Guanes, fue redactor de la Ley del Pueblo, la primera reforma agraria en México.
Poder femenino
Carmen Serdán conformó un Club Femenil junto con otras mujeres con ideales revolucionarios, entre las que destacan su madre María, su hermana Natalia, su cuñada Filomena del Valle (esposa de Aquiles), la activista Paulina Maraver Cortés y las hermanas Rosa y María Narváez, estas dos últimas conocidas como Las Socias de Carmen Serdán.
Dicho club se encargaba de colocar propaganda en las calles sobre un golpe revolucionario en contra del mandato de Porfirio Díaz. "Carmen pegaba en las noches propaganda contra Porfirio Díaz, y repartía pólvora y dinamita entre los revolucionarios locales", señala la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En octubre de 1910, Carmen Serdán viajó a San Antonio, Texas (Estados Unidos) para reunirse con Francisco I. Madero. En dicho encuentro, ella y sus hermanos recibieron la instrucción de iniciar la Revolución en Puebla. Para ello, Madero proclamó el Plan de San Luis, un documento en el que convocaba al levantamiento de armas para acabar con "la dictadura de Porfirio Díaz y establecer elecciones libres y democráticas".
A su regreso, el gobierno porfirista los acusó de conspiradores. La familia Serdán decidió anticipar la fecha para iniciar el movimiento revolucionario, por lo que se juntaron en su domicilio con armas, pólvora y dinamita. Sin embargo, su casa fue atacada por las fuerzas policiacas del régimen de Díaz.
"Con fusil en mano, Carmen salió al balcón para incitar al pueblo a unirse a la lucha antirreeleccionista bajo el grito: “¡Viva la no reelección!”. Durante el enfrentamiento, Carmen salió herida y su hermano Aquiles murió. Al finalizar el combate, Carmen, su cuñada y su madre fueron aprehendidas", escribe Cultura UNAM.
Lucha continua y legado vigente
Durante seis meses, Carmen, su madre y cuñada estuvieron en prisión. Al salir, se reintegraron a la lucha revolucionaria que le dio el triunfo a Francisco I. Madero y acabó con la dictadura de Porfirio Díaz. No obstante, ahí no terminó su búsqueda por la democracia y liberación del país.
En 1913, formó parte de la Junta Revolucionaria de Puebla. En 1914 trabajó como enfermera en hospitales militares. "Con el asentamiento de la Constitución en 1917, la revolucionaria se retiró de la vida privada". Carmen Serdán murió el 21 de agosto de 1948 en la Ciudad de México, a los 73 años de edad.
Ese mismo año se decretó la inscripción de su nombre en letras de oro en el Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Además, en su natal Puebla se encuentra una estatua en la que se ve disparando su carabina 30-30, "el arma de los rebeldes de 1910".
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