Cuando se aventuró a viajar a Estados Unidos junto con su hija de 8 años en busca del “sueño americano”, Eliana Ortega se topó con una dura realidad. “Cuando llegué aquí (EU) me estrellé”, aseguró la mujer quien en Ecuador cerraba contratos corporativos por miles de dólares para una prestigiosa compañía de seguros.
Eliana llegó a la ciudad de Nueva York sin siquiera saber hablar inglés en busca de poder entrar al campo laboral pues confiaba en su experiencia como una alta ejecutiva que ejercía en Quito; sin embargo, su sueño se transformó en pesadilla cuando sus ahorros comenzaron a disminuir y no encontraba empleo.
Al viajar a Estados Unidos en 2014, Eliana tenía 28 años de edad y era madre soltera. Con la decisión de no regresar a su país, la joven mamá salió a buscar trabajo en donde fuera y así llegó a ser desde mesera, limpiadora de baños, casas y oficinas, así como repartidora de pizzas y volantera.
"Nunca me imaginé que al llegar a Estados Unidos mi vida daría un giro de 180 grados", dijo la ecuatoriana para la cadena Telemundo, quien a pesar de tener dos empleos al día, no lograba solventar los gastos debido a que le pagaban menos del salario mínimo, y además estaba alejada de su hija.
"Fui humillada y explotada por mis empleadores, quienes me pagaban menos del salario mínimo estipulado por la ley, y por si fuera poco, cada vez tenía menos tiempo para estar con mi hija", dijo Eliana.
Ante la crisis, la mujer preguntaba a cada persona con la que tenía contacto sobre algún empleo que conocieran, fue en ese momento cuando llegó la propuesta para trabajar matando piojos. En la entrevista laboral, ofrecieron a Eliana un pago por 25 dólares por hora, 20 más de los que ganaba en sus demás empleos, por lo que sin pensarlo lo tomó.
El maltrato y discriminación la ayudaron a mejorar
Durante uno de sus primeros trabajos matando piojos, Eliana tuvo como cliente a una mujer que tenía mucho dinero y que además era racista, recordó. “Desde que llegué me dijo: ‘¿Tú? ¿Y por qué cobras tanto’?, relató la joven mamá quien en ese entonces aún no hablaba bien inglés, situación que se lo hizo ver aquella clienta “¿Ni siquiera hablas inglés y ya quieres ganar tanto?”.
El maltrato de la clienta la hizo tomar una plan de emprendimiento, sobre todo cuando le señaló el “poco” dinero que aún así recibía, ya que de manera despectiva le reveló que a la empresa le pagaría 175 dólares por el servicio. Durante el servicio, Eliana se puso firme y le indicó que eso ella lo que cobraba y si no quería que la atendiera se iba, a lo que la mujer le pidió que se quedara.
Por lo anterior, Eliana buscó cómo montar su propia empresa y halló un curso en Florida que costaba 4 mil 500 dólares. Tras trabajar horas extras y ahorrar, pudo viajar a tomar el curso. Sin embargo, a pesar de contar con los conocimientos, todavía no tenía clientes, los cuales buscaba de manera personal de escuela en escuela, “nunca había pensado en una página web y todo eso”, confesó la mujer.
El día que el destino la alcanzó
Finalmente un día encontró un colegio en Nueva York donde había cuatro niños con problemas de piojos. Entonces se acercó con las cuatro familias y les atendió de manera constante, que la convirtieron en una persona indispensable para ellos. “Les cobré 80 dólares, la mitad de mi tarifa”, recordó Eliana.
Aunque tuvo problemas con la pandemia de Covid-19 con la suspensión de las clases presenciales, Eliana ya tenía manera de seguir sosteniendo la empresa, y además creó un shampoo especial para combatir a los insectos, lo que la ayudó a seguir en el camino.
Eliana recuerda ahora cuando caminaba por los barrios lujosos de Nueva York para ofrecer sus servicios, que al principio le causaba vergüenza y temor hacerlo, y ahora es una empresaria que pudo cumplir con el “sueño americano”, ya que aseguró "descubrí que (matar piojos) es una mina de oro".
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