Considera que México podría ser un país que ganara más premios Nobel, su bolsa de valores podría ser tres veces mayor. Para Alejandro, todo depende de cómo se pise el acelerador y el freno del coche de Fórmula 1.
El mencionado acelerador es para él, el trabajar en innovación, tener oportunidades y tener justicia. El freno es la corrupción e impunidad que detienen a México. Afirma que hay que concentrarse en lo positivo, en cómo mejorar las cosas que se hacen bien y luchar en contra de los elementos que frenan el desarrollo sostenible del país.
A nivel social, Alejandro ve con claridad que todo está conectado y que la sociedad es una cadena donde la fuerza o la debilidad de un eslabón afecta o beneficia a toda la estructura, y es por esto que se involucra en muchas cosas a la vez.
Los proyectos en los que se involucra le llenan de energía y propósito, desde trabajar con un grupo de empresarios para cambiar una industria dentro de una comunidad marginada en Yucatán, trabajar en nuevas estrategias en un consejo de administración, o preparar una clase para sus alumnos de la Universidad Iberoamericana.
Para este inspirador debemos conocer México, viajar y leer de otros países para tener un mejor contexto de donde vivimos, y si se tiene el privilegio de estudiar, hay que aprovecharlo, para después arriesgarse a crear e innovar, y si te equivocas, te levantas de nuevo, y así es como aprenderás para la próxima.
De mirada clara, Alejandro es sin duda un hombre que inspira por todo lo que hace, y por cómo trata a sus semejantes, es alguien a quien tener muy en cuenta, pues con su persistencia dogmática y su paciencia envidiables, sin duda hace y hará grandes cosas para su querido México.
MÁS DE ÉL
Es un “implementador” de lo que dice; y siempre tiene su interés puesto en su familia y en México.
POR ROCÍO MARFIL
Foto: Cortesía
MAAZ