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Cirujano vende dulces como ambulante los fines de semana en Argentina: FOTO

El médico mostró su vida donde se dijo feliz de realizar esto como parte de su vida

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El cirujano se mostró feliz de ser un vendedor ambulante tambiénCréditos: Especial

Su nombre es Julio César Adad, es médico cirujano y reside en Rosario, Argentina. Como muchas personas dedicadas a la salud, tiene extenuantes y complejas jornadas de trabajo que apenas podrían dejarle tiempo para descansar y disfrutar de los suyos, de su familia y demás seres queridos.

Pero, a pesar de esto, Julio aprovecha parte de su tiempo en fines de semana para una peculiar actividad que, por rara que parezca, le llena de alegría y paz. Esa actividad es vender dulces como ambulante.

Es feliz siendo un cirujano vendedor de dulces

"Soy feliz ahí", dice claramente Julio, cuando se le cuestiona este peculiar hábito que suma a sus demás actividades como médico cirujano. Cabe mencionar que son los sábados y domingos cuando Julio emprende esta labor, sumando también días festivos y todo con el fin de vender las llamadas garrapiñadas, o también peras y manzanas acarameladas, todo esto paseando por las calles de Rosario.

“El carrito es mi vida. Es una cuestión mía de no perder la identidad”, explicó Julio César Adad a un medio de comunicación en su país.

Sigue tradición de sus padres

Al ser cuestionado sobre las razones que lo llevan a hacer esto, a pesar de que es un cirujano, Julio César Adad no duda y explica que es vendedor ambulante desde el 2009, algo que a la fecha realiza a lado de su esposa Débora.

Y es que cuando era niño, Julio solía acompañar a sus padres cuando salían en su puesto de dulces. Por ello es que decidió continuar con el negocio familiar, algo que ya se convirtió en una tradición.

“Me crié al lado de un carrito y lo sigo haciendo. Ha venido gente que atiendo con gorrito y barbijo, pero me ve cara conocida, entonces le pregunto ¿cómo anda la cadera? Y no pueden creer que sea yo”, indicó Julio.

Lo ayuda a mantenerse centrado

El mismo médico admitió que ser cirujano y profesor de primer año en la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), no es suficiente para él y su estabilidad personal, por ello no deja nunca su actividad ambulante. Incluso, ha recordado la época de joven donde hacía la residencia y no podía ir de ambulante, con esto, algo le faltaba, dice.

“El carrito es mi vida. No puedo no ir un domingo. Lo tengo internalizado, mi mujer lo entendió y me banca. Es una cuestión mía de no perder la identidad”, explicó.

“Cuando estoy ahí soy feliz, aunque también cuando estoy en un quirófano. Ni pienso en lo que me están pagando. Mucha gente se sorprende de cómo un cirujano está vendiendo pochoclo, y la realidad es que con lo que se gana hoy como médico no alcanza”, culminó.