Una de las alcaldías de la Ciudad de México que más leyendas espeluznantes tiene es Xochimilco. Sin embargo, hay una que ha marcado la vida de sus habitantes y la de sus visitantes, la de La Bruja de Xaltocan. A continuación te compartimos de qué va la historia de esa mujer que ha atemorizado a personas de todas las edades.
La leyenda de la Bruja de Xaltocan
Se dice que hace muchos años, durante la madrugada y luego de terminar la Fiesta de San Pedro Oztotepec, varias personas del Barrio de la Asunción se dirigían hacia sus respectivas casas, empero una de ellas llamada Felipa Sánchez escuchó que alguien lloraba, pero no sabía exactamente de dónde provenían ese llanto.
Pese a ello decidió continuar su camino; sin embargo, los lamentos eran cada vez más fuertes, así que pidió apoyo a sus amigos para revisar qué estaba pasando. Uno de ellos, llamado Jacinto, se asustó al ver que entre las ramas de un árbol se hallaba atorada una mujer, así que tanto él como uno de sus conocidos se las ingeniaron para bajarla, quedando atónitos al ver que aquella mujer sangraba pues no tenía la mitad de sus piernas.
Inés, como se llamaba esa mujer, les agradeció su ayuda y esbozó una sonrisa que los dejó perplejos, ya que no era normal, sino más bien macabra. Luego, con mucha dificultad se arrastró hasta el árbol, tomó una olla con sangre, y solicitó a estos hombres que la ayudaran a ponerse de pie y fueran a su casa en Xaltocan por sus piernas, donde los recibiría su esposo.
Pese al desconcierto que les provocó la imagen de aquella mujer, los hombres decidieron ir a su casa. Al llegar, tocaron la puerta y abrió el esposo, a quien de inmediato le contaron lo que había ocurrido y le pidieron que los dejara entrar a su cocina ya que ahí estaban las piernas de la dama.
El hombre les abrió e incluso los acompañó hasta la cocina, donde hallaron las piernas de Inés colocadas en forma de cruz, las cuales tenían que levantar y envolver con mucho cuidado para evitar tirar la ceniza de los muñones. Acto seguido, los tres hombres regresaron al punto donde habían dejado a aquella "desvalida" mujer, y quedaron helados al ver cómo unía sus muñones con sus muslos.
Luego el esposo de Inés contó a los hombres que no tenía idea de lo que estaba pasando, ya que todas las noches dormía profundamente sin darse cuenta de nada; pero al percatarse que en la olla había sangre, quedó sorprendido y entendió el motivo de que su esposa le ofreciera de comer moronga frecuentemente.
Esa sangre era de sus propias piernas, pero también la de otras personas. Así que tras saber todo lo que había hecho, los habitantes de Xaltocan decidieron que la quemarían viva y la catalogaron como una "bruja"; sin embargo, logró huir con su esposo antes que eso ocurriera.
Tiempo después, en el barrio de la Asunción, se corre el rumor de que hay una mujer que cada noche recorre las calles en busca de recién nacidos para consumir su sangre, por lo que muchos habitantes de esa alcaldía creen que puede tratarse de la bruja de Xaltocan, a quien supuestamente la han visto en forma de bola de fuego por varios puntos de la alcaldía, y a quienes escuchar sus lamentos, les eriza la piel.
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