Además de las historias y personajes que han moldeado gran parte de la creencias y vida de la tradición judeocristiana en general como la conocemos hoy en día, la Biblia está llena de objetos que han sido protagonistas de incontables mitos, rumores y leyendas sobre su existencia y presunto paradero por años y años; en esta categoría están tesoros como el Santo Grial o el Arca de la Alianza.
Sin embargo, uno de estos míticos objetos que han cautivado la curiosidad de expertos, investigadores y científicos es el Arca de Noe, pues por sus dimensiones, aseguran que pudo haber sobrevivido al paso del tiempo y podría estar esperando a ser descubierta.
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El Arca de Noé
De acuerdo con la Biblia, Dios encargó a Noé construir un arca de unos 140 metros de largo, 15 de ancho y 30 de alto para salvar a miles de especies de animales y a su propia familia de un diluvio universal de 40 días y 40 noches que terminó con el mundo, en una especie de escarmiento para los perversos pobladores de Sodoma y Gomorra.
Según el relato bíblico, esta misión fue encargada al noble Noé para repoblar la Tierra desde cero y así terminar con la maldad creciente en ese momento histórico de la humanidad. En ella se habrían resguardado 127 especies de animales diferentes; a petición de Dios mismo, parejas de machos y hembras de al menos 43 distintos mamíferos, 74 de aves y 10 de reptiles.
¿Dónde está el Arca de Noé?
Según las escrituras, una vez que el diluvio pasó, el Arca de Noé encalló en la cima del monte Ararat, en la frontera de lo que hoy conocemos como Turquía y Armenia; fue allí donde inició la refundación y repoblación de la Tierra.
Estas referencias en la Biblia fungieron como punto de partida para que investigadores y científicos buscaran el histórico barco que habría salvado a la humanidad y la vida silvestre de desaparecer por completo de la Tierra. Aunque las evidencias de que el Arca haya permanecido en el mismo lugar por miles de años son escasas, algunas personas aseguran haberla visto.
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En 1902 un joven armenio de nombre George Hagopian aseguró haber escalado el monte Ararat y ver el Arca, pero murió sin haber podido indicar en un mapa dónde la había encontrado. Años más tarde, un teniente del ejército ruso alegó incluso tomar fotografías del navío bíblico, pero las pruebas desaparecieron misteriosamente.
Sin embargo, el excéntrico explorador aficionado George Wyatt ha sido quizás el que más se acercó a descubrir el Arca; pues tras ver una fotografía de un sitio arqueológico a 20 kilómetros del monte Ararat, notó una estructura con forma de barco y en 1977 decidió embarcarse en su más notable tarea. Encontró vestigios de lo que aseguraba era el histórico navío; vigas y madera petrificada que indicaban que en aquel remoto lugar descansaba la creación de Noé.
Y aunque nunca se pudo comprobar, la comunidad internacional aceptó estos resultados como el posible paradero del Arca de Noé. Pero su existencia sigue siendo un verdadero misterio. ¿Podrá alguien resolverlo y encontrar el navío bíblico?