PANORAMA SOCIAL

La valentía de Eufrosina Cruz refrenda en su libro los derechos de la mujer

Eufrosina Cruz es un referente de la lucha por los derechos de la mujer. En su nuevo libro hace énfasis en las circunstancias de su vida, y en dejar de lado la etiqueta de víctima

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En su nuevo libro hace énfasis en las circunstancias de su vida, y en dejar de lado la etiqueta de víctima (Arte: Christian Chacón)Créditos: Arte: Christian Chacón

Lleva en su vestir la herencia de su sierra oaxaqueña. Eufrosina Cruz ha abierto camino para muchas niñas, adolescentes y mujeres en México. Con la intención de darle mayores herramientas ha publicado La niña de la montaña, en donde ha plasmado sus memorias, desde su infancia y sus recuedos de hacer tortillas, una actividad que aborrecía, hasta su más reciente faceta: el ser madre.

La ahora diputada por el PRI ha impulsado varias iniciativas para apoyar a las comunidades indígenas, sobre todo a las mujeres y a sus 43 años nos cuenta: “Quería que en el libro no me viera como una víctima, sino que son circunstancias de la vida.Ya nos estudiaron demasiado porque somos estudio, somos estadística, el por qué la desigualdad, el por qué la pobreza, ya sobrepasamos esa etapa” nos comentó.

Desde su origen, en el pueblo de Santa María Quiegolani, Oaxaca, se encontró con muchas puertas cerradas, desde el interior de su familia, como su padre que dictando la tradición, deseaba que Eufrosina se casara. Ella lo recordó: "El libro me sirvió mucho para perdonar y perdonarme... Entendí que el amor más puro que me dio mi papá fue el dejarme ir. Era un señor que no sabía leer ni escribir y que su entorno decía que se tenía que repetir la cotidianidad, que era casar a su hija. Cuando me dijeron “si te vas, te olvidas de nosotros”, a pesar de que sus palabras parecen muy fuertes, es su forma de gritar que estaba bien.

Entendí que no era su responsabilidad, que su visión era lo que el mundo le había dicho. Recalco mucho eso, ¿cuántos hemos vivido culpando a nuestros papás de que por su culpa no logramos lo que queremos? Por eso te pregunto: ¿tú qué hiciste para cambiar esa circunstancia? No te victimices, nadie va a cambiar eso que no te gusta si no lo haces tu".

En entrevista nos recalcó que su libro habla sobre su historia cuando era una pequeña niña, que tuvo que construir su propia libertad y de la importancia de la enseñanza desde la infancia. Muy profundamente tiene marcado a un profesor quien le abrió los ojos y le mostró otra realidad.

"El maestro Joaquín me enseñó a construir posibilidades imaginarias, que al final se convirtieron en mi libertad. El poder decidir cómo quiero vivir, cómo quiero vestirme, sin que nadie me diga que soy menos, esto también lo adquirí con el instrumento más poderoso que es la educación. La educación es el reto más poderoso para romper tus paradigmas, miedos y te enseña a cuestionar y a decidir cómo quieres vivir sin que afecte al otro”, comentó la activista.

En restrospectiva Cruz hace una reflexión muy importante: “el hambre pasa, la moda pasa, pero los sueños no pasan si uno los construye. El sueño no es felicidad y alegría, el sueño está lleno de soledad, pero llegas a ese trayecto que se llama sueño” según nos explicó la autora.

Cuando regresa a su pueblo natal se da cuenta que ha cambiado la percepción de muchos, "me ven como la China, para ellos no soy diputada porque he tratado de construir esa normalidad, pero verlas en el Palacio Municipal sentadas cuestionando y debatiendo. Ver que las niñas de manera normal van a la cancha del pueblo y están ahí jugando y hay una árbitra llevando el juego, se me enchina la piel, porque si me hubieran preguntado hace 15 años yo hubiera dicho que mis ojos no iban a alcanzar a ver eso. Entendemos que una semillita que cambie eso de verdad cambia. Primero cambia tu, tu entorno de familia y después tu comunidad, pero también no soy responsable de cambiar todo. Luego me preguntan: ¿qué ha cambiado de los pueblos indígenas? Yo no soy responsable de que cambien todos, también les toca a ellos".

Recorrer este camino le ha costado mucho esfuerzo e ir contra corriente, en sus palabras contó: “me marcó mucho que en 2014, en la presencia de la mesa, se estuviera diciendo que se estaba aprobando una iniciativa gracias a una niña piojosa, que estudió en un salón con piso de tierra, que su pupitre eran unos tablones, pero que está en la máxima tribuna de su país y que le está diciendo a su país: véanme, yo también pienso, también razono, no me falta un tornillo, me falta una oportunidad”.

"No se trata de que me den todo, quiero construir mi propia independencia. No creo en los subsidios, y lo hablo en el libro, La niña de la montaña, con fuerza y contundencia; creo en los sueños, en las aspiraciones. Hablo del cuarto de mi maestro porque él me enseñó a ser está niña rebelde, me enseñó su mundo dentro de esa cotidianidad. El cuarto estaba pintado con cal, dormía en una cama y olía muy bonito. Me daba miedo tocar algo porque qué tal si se rompía, pero me gustaba el olor. Ya de grande entendí que todo eso era la crema, el desodorante, entonces la mente empieza a aspirar lo que no tiene. La mente es tan fuerte que se aferra a estas cositas y quiere llegar a eso; te revelas a tu cotidianidad. Empiezas a cuestionar tu cotidianidad, no me gusta despertarme a las 3:00am, no me gusta servir a mis hermanos", detalló la oaxaqueña.

Para adentrarnos a su infancia platicó que de pequeña, para no seguir haciendo tortillas, arrojaba la masa a los cochinitios y así terminar con el trabajo mucho más rápido "de regreso estaban los niños jugando en el barranco, nunca me preguntaron por qué yo
jugaba con ellos. Ahí es cuando me di cuenta que los adultos construimos los estereotipos, los grandes establecemos que tu origen debe definir tu estilo: como eres mujer indígena, ya te jodiste. Tu destino es tener muchos hijos, ser analfabeta, ser el problema, una estadística. No soy estadística, no soy objeto, no soy una cosa, soy mujer y ser indígena no es más que una identidad. Todo esto lo fui aprendiendo a través de la educación, de cuestionar todo y modificar lo que no me gusta. En mi libro menciono que empecé a entrar al mundo de los hombres de mi pueblo. Si para hacerlo tenía que tomarme un mezcal, pues yo también tengo garganta y lo hacía, fui a romper ese estereotipo".

*Fue electa a la presidencia municipal de su pueblo, pero no la aceptaron por que así dictaban las leyes locales.
*Es madre de un niño, a quien nombró Diego.
*La niña de la montaña es su primera publicación.

FOTOS: JDS AGENCIA

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