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¿Qué está pasando con Balenciaga? La polémica alrededor de su más reciente campaña

La nueva campaña publicitaria de esta marca de alta costura se presta a interpretaciones complejas.

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¿Será el final del imperio Balenciaga?.Créditos: El Heraldo Media Group

En compañía de Gabriela Guerrero, experta en cine, literatura y en la agenda millennial, vamos a hablar niños, de sexo y de peluches. ¿Por qué de estos tres temas? Por una de las más polémicas campañas de una firma de moda en tiempos recientes: Balenciaga.

Balenciaga es una de las firmas de moda más tradicionales y antiguas de la Cámara Sindical de la Alta Costura francesa, fue fundada en España por Cristóbal Balenciaga en 1919 en San Sebastián, Espeña. Después, se mudó a Francia y fundó esta gran casa de alta costura que hizo grandes aportaciones en la década de los cincuenta y sesenta.  

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La caída de Balenciaga

A la muerte de Balenciaga, la casa cerró, dejó de producir y fue revivida muchos años después por la empresa que hoy se llama Kering, antes PPR, gran conglomerado de lujo que incluye otras marcas importantes.

Durante muchos años Balenciaga revivió, de manera muy glamorosa y a la vieja usanza, con un diseñador importante que se llama Nicolas Ghesquière, pero reclutó a Demna Gvasalia, un diseñador de origen georgiano. Éste no es un tema menor: él vivió la invasión rusa de Georgia, tuvo que huir de Georgia, vivió en condiciones muy adversas, fue víctima de la guerra y llegó a Bélgica, donde primero trabajó con Martin Margiela y después fundó su marca Vêtements, un emblema de la generación millenial.

Hacer antimoda

¿Qué hace Demna Gvasalia en Vêtements? Hacer antimoda -sudaderas, pants, camisetas- con el fin de burlarse mundo de los logos, del mundo del diseño.

Vendió eso como alta moda en los contextos más sorprendentes que se puedan imaginar: presentar una colección en un café de chinos, o en un antro gay, o en un antro punk, o en un mercado, fuera de los tiempos de las colecciones. Todo mundo quiso comprar sus prendas, aunque no fueran de gran calidad (física) y subvirtieran todos los códigos de la moda, cosa que ya lo había hecho Franco Moschino en la década de los ochenta.

Las firmas de moda no viven de la alta costura: la moda vive de vender perfumes y accesorios fundamentalmente. La alta costura es, de alguna manera, una herramienta de marketing para vender otros productos de consumo que sí son asequibles y pueden tocar a un mercado muy amplio.

En estos términos, las firmas han decidido contratar provocadores que generen noticia, como Gvasalia. Prendas como los converse sucios que creó para Balenciaga nos dicen: “vean lo que está dispuesta la gente a pagar por algo solo porque lleva un logo”, lo que acerca su trabajo al arte conceptual.

Las polémicas campañas de Balenciaga

Hay dos nuevas campañas de Balenciaga. En la primera campaña, que causó un escándalo menor, aparecen varias modelos muy guapas –entre ellas Nicole Kidman–, y ya viendo con lupa, resulta que en el set, en un escritorio, hay unos papeles y esos papeles son una resolución de la Suprema Corte de los Estados Unidos sobre abuso infantil; luego en la mesa del café hay un libro de un artista belga que se llama Michaël Borremans, "Fire from the Sun", en el que aparecen niños en situaciones de extrema violencia.

Eso quedó evidenciado cuando saltó a la luz pública el escándalo por una campaña fotográfica en la que aparecen dos niñas vestidas con ropa de Balenciaga, cargando unas bolsas de mano en forma de osito de peluche. Pero los ositos de peluche llevan medias de red y arneses sadomasoquistas.

A partir de eso se ha armado un escándalo en redes sociales, donde se dice que Balenciaga promueve la pornografía infantil y el abuso sexual infantil. Todo esto por una campaña que básicamente dice que las personas que consumen moda se comportan como niños chiquitos, idea bastante más inteligente que cualquiera que haya propugnado Gvasalia en sus campañas anteriores.

La problemática industria de la moda

La industria de la moda –sostiene Gabriela Guerrero– es problemática: utiliza a modelos que se ven adultas pero siguen siendo adolescentes, y las pone en situaciones sexuales no apropiadas. ¿Pero de ahí afirmar que promueve la pedofilia…?

En TikTok, hay gente que está quemando prendas de Balenciaga, con la idea de proteger a los niños y quitarle a la marca un lugar en la sociedad. ¿Realmente están preocupados por la pornografía infantil o sólo se trata de un performance?

Primer error: sale Gvasalia a pedir disculpas. Ofrecer disculpas es admitir una intención pedófila. Cuando no parece ser ésa la verdad.

Volviendo a la campaña de Nicole Kidman –la inmediatamente anterior que salió a relucir a partir de esta–, en efecto hay una resolución de la Corte sobre abuso infantil en el escritorio, y parte de la idea que transmite la campaña es que las mujeres guapas que se visten bien también pueden estar preocupadas por los problemas de la sociedad y por su resolución jurídica. ¿Cuál es la maldad de que haya una resolución de la Corte sobre abuso infantil en el escritorio? Ninguna.

No parece accidental. Sin embargo, ahora Balenciaga hace una cacería de brujas para ver a quién le echa la culpa: fotógrafo, casa productora…

El juicio contra Balenciaga

Que hoy Balenciaga no acepte la intención deliberada de la campaña tiene que ver con cómo funciona la rendición de cuentas en redes sociales, en un mundo en el que Twitter nos hace dudar de nuestras propias ideas.

Gvasalia tenía cosas que decir sobre la relación de los adultos con la moda, sobre la relación de los adultos con las celebridades y sobre la sexualidad infantil y su tratamiento en las sociedades contemporáneas. Ahora, sin embargo, parece temer a sus propias ideas porque Twitter se enojó.

Hubo un tiempo en que la moda se asumía una rama del arte, en que enarbolaba discursos transgresores que cuestionaban la propia moda, que nos llevaban a hablar de política, de sexo, de sentimientos, de la sociedad de arte, de muchas otras cosas. Hoy, las redes sociales parecen querer impedir que la moda siga siendo eso. El mensaje de las redes parece ser “La moda debe sacar gente bonita de todos los colores y no problematizar”. 

Por Nicolás Alvarado

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