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Hambre de piel: un fenómeno real

Hambre de piel es el fenómeno neurológico que afectó a miles de persona durante el aislamiento por la pandemia de COVID-19.

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Si una acción vale más que mil palabras, entonces ¿una caricia vale más que mil cumplidos? Aunque lo conozcamos como un simple dicho, existe evidencia científica que lo respalda. Así que sí, los casos de depresión y ansiedad alrededor de todo el mundo no fueron casualidad.

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando no hay contacto piel a piel?

En primer lugar, hay un cambio importante en los neurotransmisores, pues disminuye la dopamina y aumenta el cortisol. Esto causa que las personas sientan más miedo, estrés y soledad; pero ¿se ha comprobado científicamente?

En el 2006, James Coan realizó un experimento donde 16 mujeres fueron sometidas a una resonancia magnética, mientras se les administraba pequeñas dosis de electroshocks. Se descubrió que aquellas mujeres quienes sostenían la mano de su esposo tuvieron una experiencia menos desagradable que aquellas que no.

El poder de los abrazos

Si tomar la mano de un ser querido puede repercutir de tal manera, ¿qué tanto pueden impactar los abrazos? Según la Universidad de Virginia, el poder de los abrazos radica en que es la señal más evidente de que no estamos solos, así que nuestro cerebro deja de estar en modo alerta y puede dedicarse a otras funciones, como reforzar el sistema inmune.

Hablando en términos menos científicos y refiriéndonos más a nuestra vida cotidiana, todos podemos aceptar que el contacto físico nos acerca emocionalmente a aquellos que amamos. Cuando felicitamos a alguien o expresamos nuestro cariño, lo primero que hacemos es acercarnos y dar un beso o un abrazo. También, cuando los bebés nacen es elemental que la madre los abrace durante algunos minutos después del parto, y de manera cotidiana durante los primeros años de vida.

Depresión por hambre de piel

Si trasladamos toda esta información al contexto de la pandemia, podemos entender las siguientes cifras. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), hubo un aumento del 25% en diagnósticos de depresión y ansiedad, y entre el 5 y 15% del personal médico en Latinoamérica aceptó pensar en suicidarse durante el 2020.

¿Las buenas noticias? La cantidad de contagios va disminuyendo y con esto, aumenta la posibilidad de volver a abrazar a nuestros seres queridos. Es el momento, ¡corre y abraza a quienes más quieres!

Por otra parte, es una gran oportunidad para impulsar el chequeo de la salud mental, tanto a nivel individual como para los líderes sociales. Los Estados pueden tomar este fenómeno como una alerta para crear más y mejores programas a favor de la salud.

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