Se acerca la temporada en la que muchas personas, sin importar su género, deciden utilizar disfraces con los que hacen gala de su sensualidad y aunque esto debería ser visto como una expresión de libertad es satanizado e incluso criticado por la sociedad que considera inmoral a este tipo de caracterizaciones, sin darse cuenta que el trasfondo de ello es mucho más amplio.
Con los llamados disfraces sexys, lo que se busca no es llamar la atención de los hombres, sino hacer gala del derecho de una libre expresión, el cual incluye la libertad de poder llevar cualquier tipo de ropa sin miedo al que dirán o qué pensarán si utilizamos determinadas prendas.
Pues el hecho de usar lencería sensual o un disfraz entallado no es sinónimo de que se busque tener un encuentro sexual casual, ya que esto sería tanto como afirmar que las mujeres se arreglan para conseguir pareja, cuando en realidad nos maquillamos y vestimos de determinada forma para lucir bellas para nosotras.
De hecho, muchas veces, al maquillarnos o caracterizarnos logramos subir nuestra autoestima, ya que descubrimos nuevas formas en las que nos vemos bellas, sin que esto signifique que queramos que alguien nos diga "piropos", los cuales en realidad son una oleada de insultos vulgares hacia nuestra sensualidad.
En el caso de los hombres que deciden utilizar disfraces sensuales en esta temporada, la acción también es criticada pues los tachan de homosexuales, cuando esto no debería ser un motivo de ataques, pues sin importar la orientación sexual, cualquiera tiene derecho a expresar su sensualidad.
Y aunque no tiene nada de malo pertenecer a la comunidad LGBTTTI+, nos debe quedar claro que los estigmas sociales deben ser destruidos, pues incluso un hombre heterosexual podría querer hacer uso de un disfraz sexy, sin que esto diera origen a comentarios ofensivos por parte de la sociedad.
¿Por qué nos cuesta tanto aceptar algo por lo que tantos años se ha luchado? ¿Qué tienen los disfraces sexys que hacen que algunas personas saquen lo peor de ellas? El problema no son los sujetos que utilizan este tipo de disfraces en Halloween, el problema son las personas que critican su uso.
Porque aunque nos duela aceptarlo, el machismo sigue permeando en la mentalidad de la mayoría de la población provocando que se estigmatice algo que es muy natural: el cuerpo humano. Porque al final del día, la sensualidad no es sinónimo de sexualizar y "halagar" sí puede llegar volverse un acto de agresión.
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