50 AÑOS DEL FIC

La Changa de Ramón Rojo lleva el la música sonidera hasta el Cervantino

El pinchadiscos contagió la noche de rumba en el Festival Internacional

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GUANAJUATO, GTO.-El sonido La Changa desde Tepito y al ritmo de Ramón Rojo Villa, hizo bailar a los cuevanenses y hasta coreanos en la “tocada sonidera” que inundó los “pastitos” de la capital de Guanajuato. La cultura popular de los barrios de la capital del país, se trasladó hasta el escenario del Festival Cervantino (FIC), que tiene como invitado especial a la Ciudad de México. 

Según el reporte oficial de Protección civil, fueron 4 mil 500 personas las que se reunieron para bailar, gritar y disfrutar del sabor cumbianchero; desde la parte de frente al escenario, hasta los inclinados pastitos, se veía gente. La banda sonidera bailó en parejas de hombre y mujer, dos mujeres, dos hombres, de “a tres” o solos; era inevitable seguir el ritmo.

Todos bailaron al ritmo de cumbia.

“El que no cumbia, no cambia”, decía la voz en el micrófono del sonido invitado ”Confirmación”, quien puso ambiente antes de que Ramón Rojo comenzara a tocar. 

“Bienvenidos al 50 aniversario del Festival Cervantino, esta noche Ramón Rojo Villa, (chan, chan chan, changa) Guanajuato. Bienvenidos al evento sonidero directamente desde el Barrio de Tepito (sonido La Changa)”, se escuchó en medio de gritos y aplausos.

Aunque llegaban breves olas de aroma a cannabis, el ambiente familiar predominó; se veía a niños bailando en los hombros de sus padres o abrazados meciéndose al ritmo de las bocinas que resonaban en la plaza.  El público conocedor de la dinámica, pedía saludos para que fueran mencionados en el micrófono; sonideros de Celaya, de León, de Silao y de la capital celebraron la visita de La Changa a la tierra de Cervantes.

El sonidero tiene más de cinco décadas en la escena musical.

Bailarines en el escenario acompañando a la multidud entre la que se apreciaban algunas personas de origen coreano (el otro invitado del FIC) que también seguían el ritmo de la cumbia. A la 1:05 de la madrugada terminó el baile, en medio de aplausos de agradecimiento a Ramón Rojo y su equipo que desde la consola sonidera animó a las miles de almas ahí reunidas. 

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