Un día, Sayaka Mitoh, bióloga de la Nara Women's University, descubrió que una babosa marina en su laboratorio estaba en dos pedazos, ambos parecían estar vivos, en el sentido de que ambos todavía se estaban moviendo. De alguna manera, siguieron viviendo durante días, y luego semanas, lo cual la perturbó, en un modo científico.
Entre los biólogos, este tipo de división corporal se conoce como autotomía: los lagartos, por ejemplo, se desprenden de la cola para escapar de la depredación. Pero lo que hace la babosa marina sacoglossa es diferente, pues es capaz de regenerar todo su cuerpo, incluidos sus órganos.
Como si fuera un zombie
Mitoh explicó que la babosa se autodecapitó y al poco tiempo la cabeza comenzó a arrastrarse para alimentarse. Después de un día, la herida del cuello se había cerrado. Después de una semana, comenzó a regenerar el corazón. En menos de un mes, todo el cuerpo había vuelto a crecer, y la babosa se encarnó una vez más.
Varias babosas han hecho esto en el laboratorio de Mitoh, por lo que esta es una característica, no un error. Una babosa, aparentemente incluso se autodecapitó dos veces. "Los cuerpos gradualmente se encogieron y palidecieron, aparentemente por perder cloroplastos, y finalmente se descompusieron. El latido del corazón era visible justo antes de que el cuerpo se descompusiera", explicó Sayaka al medio Wired.
Además, este grupo de moluscos es famoso entre los biólogos por su "kleptoplastia" o la forma en que roba su fuente de energía. En las algas que comen los animales, la fotosíntesis tararea en estructuras conocidas como cloroplastos. En lugar de digerirlos, la babosa marina en realidad los incorpora a sus propios tejidos. Estos cloroplastos pueden permanecer fotosintéticamente activos durante meses, permitiendo que su babosa marina adoptiva extraiga energía del sol. El animal funciona con mucha energía solar.
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