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Escapada al santuario de las luciérnagas en Tlaxcala

Sólo hay dos destinos en el mundo que cuentan con santuarios de luciérnagas y uno de ellos se encuentra en Nanacamilpa, Tlaxcala

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BOSQUE DE MARAVILLAS. Uno de los únicos santuarios en el mundo está en Nanacamilpa, Tlaxcala. Foto: Cortesía y Alberto GaliciaCréditos: Foto: Cortesía y Alberto Galicia

Saliendo a muy temprana hora desde la Ciudad de México hacia tierras tlaxcaltecas con la esperanza de ver a las luciérnagas, Marco Guzmán, creador de experiencias en Viaja Bonito, nos alentó a vivir una aventura única y nos explicó que sólo hay dos santuarios de luciérnagas en el mundo, uno en Tlaxcala, al que nos dirigimos, y otro en Nueva Zelanda. 

Bosque de maravillas 

Luego de hacer una parada estratégica con don Juan Carlos Ramírez Flores, dueño de la Hacienda San Cayetano, en donde nos habló y enseñó a preparar la bebida de los dioses, el pulque, llegamos al bosque a las 19 horas, equipados con impermeables y botines para senderismo. 

Una brisa ligera y un arcoíris nos dieron la bienvenida al poblado de San Felipe Hidalgo, municipio de Nanacamilpa. Con una temperatura de 10 grados y sensación térmica de 8, a paso firme llegamos a la Laguna Azul, destino pionero en avistamiento de luciérnagas.

Un imponente hombre de edad avanzada fue nuestro guía, se presentó diciendo que era Celso Guzmán, un comunero dedicado a la siembra, pero que en temporada de luciérnagas guiaba a los viajeros a ver este show de luces. 

Formados en parejas, como si estuviéramos en la escuela, un kilómetro y medio nos esperaba antes de llegar al santuario; en nuestro viaje, el guía nos fue señalado algunas flores y cosechas perfectamente delimitadas, algunas de ellas orquídeas, girasoles, maíz, haba, chícharo, trigo, cebada, flores de calabaza,

gordolobo. A la mitad del paseo, don Celso nos hizo parar para ver el horizonte mientras el sol se ocultó dejando un cielo gris con tonos rojizos.

El santuario. Se debe entrar en silencio y en completa oscuridad, para no ahuyentar a las luciérnagas.

Hora de las hadas

Antes de entrar al santuario, piden a todos guardar silencio y no sacar el celular para tomar fotos, ya que estos insectos brillantes se guían por la luz y eso los puede distraer de su misión, que es el apareamiento. 

Tras la explicación, don Celso toma el control y nos hace repetir en voz alta: "Querido bosque, estamos ante ti para que nos des permiso de ver tus luciérnagas, prometemos no tocar ni traernos nada. Con tu permiso, vamos a pasar". 

Una vez dentro del imponente espacio boscoso, destellos efímeros comenzaron a aparecer, pero el camino apenas comenzaba. Sin nada de luz y con cuidado para no caer, nos sentamos en silencio en medio del bosque. Las tenues luces eran casi imperceptibles, pero constantes y su danza hipnotizante. Lejos de lo que nos muestra internet, las luciérnagas no se presentan en grandes colectivos, al contrario, ellas toman su tiempo; vuelan y bailan a su ritmo. 

El frío hace que estos pequeños insectos huyan entre los arbustos y copas de los árboles, pero siempre encuentran su media naranja, para comenzar el apareamiento. 

El silencio nos relajó e hizo admirar, durante 40 minutos, cada destello. Viendo su ir y venir, llegó el momento de despedirnos, lo hicimos de la misma manera en la que entramos a su bosque, con respeto y sin hacer ruido.  

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Destellos en la oscuridad

Las especies endémicas de México son las Macrolampis palaciosi. 

Viven como larvas, bajo el suelo durante dos años.

Llegan a vivir hasta dos meses y todas pueden producir luz.

La bioluminiscencia es resultado de una reacción química en la que se oxida una sustancia llamada luciferina.

Cuando aún son larvas utilizan su brillo para protegerse de los depredadores. De adultos, usan su luz para atraer a su pareja.

Cada una de ellas emite un patrón único e irrepetible; es su “huella digital”.

Son tóxicas, por lo que no deben tocarse ni comerse.

Sus antenas les permiten estar alertas, controlar su comunicación y orientación.

Sus patas les dan movilidad, con ellas cavan y atrapan otros insectos.

Dos mil 200 especies hay en el mundo.

228 son endémicas de nuestro país.

La temporada inicia a mediados de junio y dura hasta finales de agosto.

Sólo son perceptibles en temporada de lluvias.

Son 6 mil hectáreas de bosque donde se concentran.

La mejor hora para verlas es después de las 20:30 horas.

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