LENGUAJE INCLUSIVO

¿Para qué sirve el lenguaje inclusivo según los colectivos y la comunidad LGBT+?

El lenguaje inclusivo o lenguaje no sexista se refiere a la creación y uso de términos que visibilicen a los grupos demográficos.

TENDENCIAS

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Foto: Pixabay

Hace algunos días se viralizó un video en el que se observa la molestia de una persona no binara al ser llamada por el pronombre incorrecto por uno de sus compañeros de clase. Aparentemente, dicho video fue filmado por el joven en cuestión, quien insistió en llamar "compañera" a Andrea, pese a que elle había colocado los pronombre con los que se identificaba a un lado de su nombre. 

Ante la evidente agresión, la estudiante no pudo contener el llanto mientras corregía a Max. "No soy tu compañera, soy tu compañere", dijo Andrea con voz entre cortada para aclarar la manera correcta en la que se debían referir a elle

Dicha situación abrió el debate en redes sociales, algunos usuarios demostraron su apoyo a Andrea, mientras que otros expresaron su desagrado al uso del lenguaje inclusivo

Lenguaje Inclusivo 

De acuerdo con un análisis realizado por el Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, el lenguaje inclusivo o lenguaje no sexista se refiere a la creación y uso de términos que visibilicen a los grupos demográficos con identidad de género y orientación sexual diferente a las masculinas o femeninas

"Cuando aprendimos la lengua, el masculino nos lo enseñaron como un género que hace referencia a entidades masculinas, pero también en el caso de colectivos puede incluir a las mujeres, como cuando decimos todos", dijo en entrevista para "El País" Georgina Barraza Carbajal, doctora en lingüística y gramática de la Academia Mexicana de la Lengua (AML). 

Asimismo, explicó que la generalización del masculino como una forma de plural se ha puesto en entredicho para los habitantes mexicanos, pues invisibiliza a las personas, principalmente a las mujeres, volviéndose un campo heterogéneo. 

¿Por qué es importante para la comunidad LGBT+?

Según la Encuesta Nacional de Discriminación del INEGI, cerca del 66 por ciento de las mujeres y más del 70 por ciento de las personas de la comunidad LGBT+ han sido víctimas de algún tipo de discriminación, principalmente verbal.

El lenguaje incluyente promovido por grupos de personas que se identifican como géneros no binarios (ni de rasgos femeninos o masculinos), o algunos miembros de la comunidad LGBT+, propone que de manera verbal se use un modo neutro, sustituyendo las vocales O y A, por una E, como en 'todes' y 'compañeres'

Para hacer referencia de la asignación no fija del género, especialistas se inclinan por el uso de la “e” como un elemento lingüístico y capaz de ser pronunciado, en vez del uso de "x" o "@" que rompen con reglas gramaticales del idioma y son impronunciables; sin embargo, estas pueden ser utilizadas de manera escrita. 

No binario

Cada persona elige el pronombre con el que quiere ser identificado, identificada o identificade. Es decir, hay personas no binarias que utilizan pronombre neutro (elle), o quienes se nombran como no binarias y usan pronombres como ella o él.

Algunas personas no binarias eligen también más de un pronombre. Por ejemplo, ella y elle, o él y elle, o ella y él.

Las identidades no binarias también pueden entrar en el paraguas de las identidades transgénero. A su vez, las identidades no binarias son diversas: género fluido, demigénero, agénero, bigénero, entre otras identidades.

Colectivos Feministas

Otro de los grandes debates que acompañan la acelerada  transformación de la sociedad es el cambio de paradigma en el uso del lenguaje. Hay una frase que circula por la web y que alude a la importancia de la dimensión comunicativa, en su modalidad oral, escrita y gráfica para denotar el impacto que tienen las palabras en la vida diaria: 

“Lo que no se nombra no existe y lo que se nombra construye realidades”.

En los últimos años y como resultado de la lucha de los movimientos feministas, la búsqueda de la igualdad y equidad entre hombres y mujeres, así como el reconocimiento de sus derechos; ha atravesado diversas esferas, desde lo público hasta lo privado.

Aspectos que se daban por sentado y formas de estructurar la vida cotidiana a partir de roles y estereotipos, hoy, a diferencia de hace 20 años, aquellos tienen un deterioro en los cambios impulsados por la visibilización de las mujeres en todo el espectro social. Uno de ellos, ha sido el lenguaje.

Expertos indican que desde diversas disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades han señalado el peso que tiene el lenguaje en la manera en la que las personas perciben su realidad, a significar el entorno y dar sentido a las relaciones.

Como parte del análisis feminista, ha quedado claro que la reproducción e institucionalización del lenguaje ha sido históricamente, una tarea de hombres, por lo que además, nuestras formas de comunicación tanto en la forma oral como en la escrita, -y en lo gráfico– estaría inscritas en el sistema patriarcal, es decir, estarían inclinados por una visión en la que incluso, la forma en la que nos comunicamos, pensamos y “nombramos” el mundo, estaría impregnada de este sentido de superioridad entre hombres y mujeres.

En ese sentido, expresiones como “todos somos iguales”, “el hombre es dueño de su propio destino”, o el uso del masculino genérico: “los estudiantes”, “los padres de familia” y otro sinfín de ejemplos; “produciría un conocimiento sesgado de la realidad, coadyuvando a la invisibilidad y la exclusión de las mujeres en todos los ámbitos”, según Guichard Bello.

Uso del lenguaje inclusivo

Paulina Chavira, asesora lingüística, ha explicado a través de su cuenta de Twitter, algunos ejemplos sobre cómo utilizar el lenguaje inclusivo o no binario. 

Explicó que dicho lenguaje sirve para referirse a personas de género no binario y como una alternativa neutra ante el masculino genérico

En este lenguaje se cambian los sustantivos que hacen referencias a personas usando una "e" en lugar de una "a" o una "o".

Ejemplos:

Amiga, amigo: amigue.

Compañera, compañero: compañere.

Hija, hijo: hije.

También se cambian los artículos: le compañere, le amigue o une amigue.

¿La forma común de hablar es discriminatoria? 

La lengua es una estructura que refleja las características de quienes la usan, lo que lo hace evolutivo, sujeto a un contexto social, político, geográfico y generacional. Al adecuarse a las necesidades de sus hablantes, su uso es consecuentemente una herramienta de aplicación en ciertos ejercicios de poder que son todavía visibles en la sociedad. 

Cuando la representación de todas las personas se realiza a través del nombramiento de una sola parte de la población, se valida la existencia de una figura jerarquizada. Esta termina por permear la manera en la que decidimos dirigirnos hacia las personas. Si desde las bases del aprendizaje se excluye la pluralidad de nuestra sociedad, entonces existe un problema

Andrea Lagneaux, en su trabajo, "Lenguaje Inclusivo en las aulas: problematización, disputas e inclusión", cita a Paulo Freire quien mencionaba:

"Si todas las personas aquí reunidas fueran mujeres pero apareciera un solo hombre, yo debería decir 'todos ustedes' y no, 'todas ustedes'. Esto, que parece una cuestión gramática, obviamente no lo es. Es ideología". 

La propuesta del uso de una legua que legitime la existencia de todas las personas que conforman nuestros espacios, incomoda debido al hecho de que podría cuestionar estructuras que parecían no-cuestionables. Lo cierto es que se debe validar su existencia; el lenguaje inclusivo está siendo utilizado y se ha introducido no sólo la conversación habitual, sino también al discurso en la academia. 

Se ha vuelto un contexto de una Latinoamérica actual que las redes sociales testifican una norma transversal en nuestro "paradigma sociopolítico, económico y cultural", tal como explica Lagneaux

"No creo que una variación morfológica de género modifique cómo son tratadas las mujeres o las personas no binarias, pero la variación morfológica hace que las personas sean más conscientes de la diversidad", expresa Barraza

El género neutro que termina casi siempre en artículos o sustantivos terminados en "e" provienen del latín e incluso se mencionaba una gran cantidad de géneros además del masculino y el femenino en el libro Gramática Castellana, del lingüista español Antonio de Nebrija, publicado en 1492.

Barraza Carbajal advierte que la adopción consciente de una nueva forma de expresión tanto en lenguaje hablado como escrito no será algo sencillo, pues el cambio consciente de dicho lenguaje normalmente genera rechazo, mientras que otras palabras pueden cambiar de modo inconsciente pasando desapercibidas. 

Expertos en lengua aseguran que para que un cambio de esta naturaleza pierda tener efectos en los corpus o documentos de instituciones de la lengua como la RAE o la AML, se debe esperar varias décadas. Solo el uso constante de las variaciones pueden asegurar su permanencia y adicionalmente, su estudio. 

La Real Academia Española 

La Real Academia Española (RAE) ha expresado su rechazo ante el uso de palabras aceptadas en el lenguaje inclusivo o no sexista, calificándola de innecesaria ante la existencia del masculino gramatical.

“El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además es innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”, escribió en julio pasado a través de su cuenta de Twitter.

A esta regla gramatical se sumó el escritor Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010, cuando en una entrevista con el periodista Jorge Ramos aseguró que el lenguaje nace de manera natural y sobre él se establecen ciertas reglas.

Sobre esta línea  Arturo Pérez-Reverte, quien a pesar de antes ser reacio, consideró que el lenguaje está condicionado por una sociedad patriarcal pero que tiene límites, por lo que no aprueba la implementación de la “e”.

Otra crítica del uso del lenguaje inclusivo es la académica mexicana Concepción Company, quien en Letras Libres lo calificó como una cortina de humo, pues empodera a los hombres mientras la desigualdad sigue en aumento.

 

 

 

 

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