PIENSA JOVEN

Recuerdos y memorias: La responsabilidad de contar buenas historias

La responsabilidad y el diálogo entre la sociedad e historiadores que se necesita en México para hacer frente a la historia irresponsable

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historia de México.Créditos: Foto: Freepik.es

El pasado es común a todas las personas, tanto de forma individual como colectiva, y la forma en que la recordamos afecta nuestra conducta en el presente. Por eso, la historia y sus relatos son herramientas tan poderosas que pueden unir o separar poblaciones enteras; con solo cambiar la narrativa del pasado y su uso mal intencionado, que es común al día de hoy. Para lograr un cambio, primero se tiene que entender como es una buena historia y por qué es tan importante.  

“Si no tenemos cuidado, existe el riesgo de que la historia mal entendida ocasione también el descrédito de la historia mejor comprendida”. (Apología para la historia, de Marc Bloch, 2001).

Mirar al pasado es un ejercicio relativamente sencillo, solo se tiene que usar la imaginación pudiendo recrear la vida de un emperador en un abrir y cerrar de ojos. Pero esto cambia cuando se escribe o relata la historia ¿Por qué? Los recuerdos y memorias nutren a la historia y permiten que se conozca del pasado, ya sea próximo o lejano. Pero a cambio de tener esta posibilidad, sacrificamos la verdad, ya que estos elementos son subjetivos a la persona que los relata. Si miramos un caso de una pelea entre dos personas, podemos observar que ambas chocan por tener historias diferentes de un mismo evento. Esto no se debe a que una esté mintiendo y la otra no, simplemente tienen un recuerdo diferente de lo acontecido. Es frente a la subjetividad y las diferentes versiones, que el historiador sube al escenario.   

Cuando se analiza y se busca entender la historia, el historiador no tiene la labor de encontrar a los héroes y villanos. Tampoco es el de encontrar la verdad que se esconde entre ruinas, papiros y esqueletos. Su trabajo consiste en estudiar las diferentes versiones, en sus semblanzas y diferencias, y es a partir de la información que va procesando, que se inicia una narrativa del pasado, donde no solo relata lo que paso, también explica lo que pudo haber pasado y las motivaciones que había. También, dentro de la labor del historiador se encuentra la necesidad de traer el pasado al presente, pero no para aprender de nuestros errores, sino para que sepamos cómo hemos lidiado en el pasado con situaciones similares y como es que ese pasado nos sigue afectando en el presente.  

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la buena historia? Y ¿Por qué hay una buena historia? Una buena historia no es la que busca la verdad absoluta. Tampoco es la que reduce al pasado a ser un choque de héroes y villanos. La buena historia es aquella que incorpora perspectivas diferentes en una misma, con lo que está tratando de unir y no de separar. Una buena historia es aquella que invita a la crítica, que acepta y abraza sus errores en lugar de excluirlos. Y quizá lo más importante, es que es una historia responsable y comprometida en ayudar a su sociedad, al ofrecer nuevas formas de pensar y recordar el pasado.

Ahora, la historia no es exclusiva de historiadores, todas las personas forman parte de ella y la nutren con su participación activa en las discusiones del momento, pero esto solo tiene un impacto positivo cuando la sociedad opina de forma responsable y entiende el tema que se discute. Por ejemplo, un familiar no discute con el cirujano sobre la operación, pues desconoce las reglas, procedimientos y protocolos de la misma. Sucede lo mismo con la historia, que tiene reglas y estructuras conocidas por los historiadores, los cuales deben compartir y abrir al dialogo estos elementos y no cerrarse en una burbuja académica. Esto no puede confundirse sin antes entender, o por lo menos conocer, las reglas que tiene la historia. 

Para lograr el diálogo saludable de historia en México, es importante que el gremio de historiadores salga de su zona de comfort para entrar en contacto con la sociedad, obteniendo de esta manera una voz de responsabilidad y de moderador en los temas relacionados. También, se invita a todas las personas a informarse de forma responsable de los temas históricos que estén en discusión. Esto se puede hacer mediante una investigación veloz en internet (pero ojo, que sea en sitios certificados), sintonizar un programa de radio o leer libros de historia que complementen su pensar y entender.  

La historia es un lugar sensacional, pues nos permite imaginar y divertimos con sus relatos descabellados. Pero debemos protegerla para que podamos seguir gozando de la misma. 

mgm