CÚPULA

La importancia del pasado en Puebla

Puebla cuenta con espacios dedicados a la cultura y al arte, y con una oferta amplia en el resguardo de nuestro pasado como la Biblioteca Palafoxiana

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TESORO. Biblioteca Palafoxiana, ciudad de Puebla. Foto: Óscar Hernández Hernández. Cortesía del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.Créditos: Foto: Óscar Hernández Hernández. Cortesía del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla

Hace casi 500 años dio inicio una fusión de culturas ancestrales: la europea y la mesoamericana; esta combinación de creencias y costumbres dio origen a lo que hoy conocemos como Puebla, la Puebla señorial, que enmarca hechos históricos de relevancia para el devenir del tiempo, y, es ahí, donde la preservación de la historia local cobra importancia día a día.

El significado de la palabra crónica, según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) es: Narración histórica en que se sigue el orden consecutivo de los acontecimientos. A su vez, encontramos otros términos, cuyo origen proviene del latín chronica, que deriva del griego kronika biblios, es decir, libros que siguen el orden del tiempo, según el término griego chronos, que significa tiempo.

CHINA POBLANA. Foto: Ballet Folklórico México de Corazón. Cortesía del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

Es a través de escritos o resguardo de documentos que se busca preservar los hechos ocurridos a lo largo del tiempo, ya sea en la vida personal, de una comunidad, de un estado o de un país. Son aquellos personajes, quienes, desde el amor a su comunidad, se erigen como guardianes de la historia y documentan los acontecimientos que dan fe del origen de las cosas.

Por ellos conocemos la riqueza de Puebla que vemos en sus calles, sus construcciones, su gastronomía, sus tradiciones y su gente, legado de los 490 años de historia fundacional constituida como la primera ciudad instaurada para españoles, misma que se ha construido a la par de un gran legado cultural.

En Puebla contamos con espacios dedicados a la cultura y al arte, con una oferta amplia en el resguardo de nuestro pasado. Prueba de ello es la Biblioteca Palafoxiana, primera de carácter público en América —el recinto bibliográfico más importante del conocimiento impreso— que fue creada por orden del obispo español Juan de Palafox y Mendoza en 1646, quien donó su acervo personal, compuesto de cinco mil volúmenes, al Seminario de San Juan e instruyendo que, además del clero, podía ser consultada por todos aquellos que quisieran estudiar y poniendo como condición que fuera abierta al público. Hoy en día, la biblioteca cuenta con más de 40 mil ejemplares y es Monumento Histórico desde 1981, incluido en el Programa Memoria del Mundo, de la UNESCO.

Así, Puebla resguarda memoria y suma oferta museística de gran importancia con recintos como el Museo del Alfeñique y el Museo Bello, los de los fuertes de Loreto y Guadalupe, entre muchos otros lugares de gran relevancia, no sólo en el centro del estado, sino en todas las comunidades que tienen algo que dar a conocer. Estos espacios, depositarios de nuestro origen y de la riqueza de 32 regiones culturales, enmarcan lo que fue, es, y será, este lugar planeado a partir de un sueño trazado por ángeles.

Puebla no sólo tiene riqueza documental y museística, conserva de manera muy comprometida los archivos históricos que dan fe del legado de nuestros antepasados y son los cronistas e historiadores, los interesados en dar a conocer estas líneas, estos versos, estos pasajes que tiñen de orgullo a las comunidades y que dan importancia al pasado.

JOYA. Biblioteca Palafoxiana, ciudad de Puebla. Foto: Óscar Hernández Hernández. Cortesía del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

Existen personajes que, de una manera callada y muchas veces desinteresada, ofrecen su vida y su tiempo en pos de la historia colectiva de su entorno: son conocidos como cronistas, ya que, como su nombre lo indica, son los relatores de los acontecimientos que les ha tocado vivir; son los testigos de su tiempo.

La importancia del pasado se basa en traer al presente, con orgullo, aquellos momentos que dan la certeza del paso de nuestras vidas; sólo observando se da cuenta exacta de lo acontecido y usando las palabras como documento histórico para la posteridad. Tenemos el ejemplo de aquellos que fueron testigos de los hechos, los que fueron protagonistas de los sucesos, los historiadores y cronistas que basan su trabajo en testimonios; también quienes documentaron todo y diluyeron su voz con el paso del tiempo a pesar de que su vida y obra pasaría al conocimiento de las futuras generaciones.

El rescate de la historia, con su importancia en el pasado, se nutre de la capacidad y tenacidad de indagar día con día aquellos hechos sobresalientes que construyeron el presente de los pueblos y que deriva en una sensación de viajar a través del tiempo para tratar de entender los sucesos y lo que formó Puebla.

"Puebla conserva de manera muy comprometida los archivos históricos que dan fe del legado de nuestros antepasados". PEDRO MAURO RAMOS/CRONISTA

Todos somos parte de la historia, todos la edificamos: el objetivo primordial es el amor por nuestras raíces, por nuestro origen; todo lo que conocemos y vivimos es historia, lo que ahora consideramos nimio con el paso del tiempo será parte del legado que dejaremos a las futuras generaciones.

Actualmente, Puebla valora y atesora su pasado como gesto de reconocimiento para forjar el presente y el futuro. Hechos de suma importancia como la fundación, el engrandecimiento de la etapa colonial, las glorias del 5 de mayo, el sitio de Puebla o el 2 de abril de 1867, el inicio de la Revolución Mexicana, y muchos otros momentos luminosos que son una gran muestra del legado de orgullo y que los poblanos ofrecemos a nuestros visitantes para servir a la comunidad y erigir la historia del estado a través de su pasado —pero también de sus monumentos, arquitectura y sitios históricos—, ya que esta entidad posee riquezas inconmensurables. Un pueblo que no documenta su historia está destinado al olvido. En lo que corresponde a cada uno esta difundir aquello que dio, da y dará vida a nuestra sociedad, adecuándonos a las transformaciones; sólo así, en el transcurso de los años, nuestros sucesores caminarán por la senda que desde un principio nos fue trazada.

Por Pedro Mauro Ramos Vázquez

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