Las protestas en calles de La Habana, Cuba han dado la vuelta al mundo por lo inusual de las mismas, debido a que a pesar de las condiciones en las que vive el pueblo cubano, sus habitantes no se ‘animan’ a protestar de la manera en que lo han hecho en estos días por la falta de medicinas, alimentos, cortes de energía eléctrica, falta de apoyo económico frente a la pandemia por Covid-19 y el acelerado incremento de contagios en la Isla, que han puesto en alerta a los habitantes y en franco rechazo a su gobierno, representado por el presidente Miguel Díaz Canel, al que han acusado de represor y dictador.
La administración de Díaz Canel por su parte ha acusado que las intenciones de desestabilizar a su gobierno provienen desde el exterior, específicamente desde los Estados Unidos, y acusa que se pretende utilizar las carencias por las que está pasando la Isla así como un repunte en los casos de Covid-19, a pesar de que en días recientes el gobierno cubano presentó la primera vacuna latinoamericana llamada ‘Abdala’ para combatir el virus del SARS-CoV 2, por lo que llamó a los apoyadores del régimen a defender a su gobierno.
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Ahora bien, recordemos que una dictadura es una forma de gobierno en que un solo individuo (presidente, primer ministro, líder político o militar) o un grupo minoritario, ostenta el poder absoluto en el Estado por tiempo indefinido y sin contar con limitaciones de ley que lo frenen. Eso indica que el poder político se ejerce de forma vertical, sin que exista manera de disentir ni de debatir, lo que lo hace un régimen antidemocrático.
Las dictaduras pueden instaurarse de diversas formas, algunas incluso pueden llegar al poder en un proceso democrático (algunos investigadores ponen al gobierno de Venezuela en esta categoría), otras a través de revoluciones (la Revolución Cubana por ejemplo), guerras civiles o golpes de Estado (por ejemplo, el orquestado por Augusto Pinochet contra Salvador Allende en Chile).
Sin embargo, a pesar de que su origen puede ser legítimo y democrático, las prácticas autoritarias y el acopio de poder que implican las dictaduras impiden su remoción del poder, y a veces incluso su sola denuncia por parte de quienes no están de acuerdo y desean expresar su descontento.
¿Díaz Canel es un dictador?
El gobierno de Díaz Canel cuenta con algunas características que lo encuadran en esta descripción, recordemos que su llegada al poder no fue por elección popular en una elección abierta, sino por elección del Partido Comunista Cubano que tiene el mando en la Isla desde la caída del régimen dictatorial del General Fulgencio Batista en 1959, mismo que llegó al poder paradójicamente por obra de un golpe de Estado que él orquestó en 1952, luego de gobernar en el periodo de 1940 a 1944.
Los últimos acontecimientos muestran también que utiliza el poder de la fuerza en contra de sus detractores, al menos así se ve en las decenas de videos y fotografías que se han divulgado en redes sociales recientemente, además de coartar la libertad de expresión en contra de personajes específicos que no están de acuerdo con la manera en la que ha manejado las riendas del gobierno cubano y en un hecho más grave, encarcelando (so pretexto) a sus detractores e ideólogos contrarios al régimen comunista.
Y finalmente, algo que causa tensión en Cuba, es el llamado a sus simpatizantes para defender los ideales de la Revolución Cubana, ante lo que él considera es un embate extranjero, situación que no es nueva en la Isla desde que está constituido el régimen comunista en el país y que puede llevar (como se ve actualmente) a enfrentamientos entre los propios ciudadanos y a represalias por parte de las fuerzas policiacas y militares.
En suma, Cuba lleva 69 años en los que ha vivido bajo regímenes dictatoriales en los que no ha habido la posibilidad de un cambio democrático proveniente de una elección popular, a pesar de que bajo el mando del Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz (líder de la Revolución Cubana), se llevaron a cabo cambios radicales en favor de la población cubana, sobre todo en el rubro de la salud, educación y conquista de derechos progresistas como el respeto a las minorías.
Y desde luego, soportar un bloqueo económico por parte de los Estados Unidos desde 1962 con la polémica Ley de Ayuda Externa firmada por el mandatario John F. Kennedy, después exacerbado por la Ley Torricelli de 1992 y la polémica Helms-Burton del 2000 que ha maniatado a otros países a sostener acuerdos económicos con Cuba bajo la amenaza constante de los Estados Unidos para ejercer presiones sobre aquellos países que lo intenten, situación que elevó el asunto entre dos países (Cuba y EU) a una pugna extraterritorial por parte del gobierno estadunidense.