CIENCIA

Día Internacional de los Asteroides: ¿Cuál es la posibilidad real de que uno impacte la Tierra?

Este día busca sensibilizar al público sobre los riesgos de impacto de asteroides e informar sobre las medidas de comunicación en caso de crisis.

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Foto: Pixabay

En 2016, la Alámbrela General de las Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/71/90, en la que se declara el 30 de junio como el Día Internacional de los Asteroides “para celebrar cada año a nivel internacional el aniversario del impacto de Tunguska, en Siberia (Federación de Rusia), ocurrido el 30 de junio de 1908, y para aumentar la conciencia pública sobre el peligro del impacto de los asteroides”.

Este día busca sensibilizar al público sobre los riesgos de impacto de asteroides e informar sobre las medidas de comunicación en caso de crisis que se adaptaría en todo el mundo si hubiera una amenaza de impacto de un objeto cercano a la Tierra.

¿Qué es un asteroide?

Los asteroides son definidos como cuerpos rocosos carbonáceos o metálicos que orbita alrededor del sol. Dependiendo de la longitud y tamaño del asteroide se determinará su impacto en la Tierra.

Cuando un asteroide entra en la atmósfera terrestre a una velocidad calculada en kilómetros por hora ocurre la fragmentación de la materia sólida, produciendo bolas de fuego que impactarán sobre la tierra con ondas expansivas, en función de su tamaño.

Amenaza de impacto contra la Tierra 

Si un asteroide fuera a impactar contra la Tierra, y este fuera descubierto unos meses antes del choque, no se podría hacer nada para evitar el impacto, más que evacuar la zona amenazada.

Según la astrónoma Julia de León, con la tecnología actual, si uno de los 2 mil asteroides potencialmente peligrosos fuera una amenaza real, harían falta cinco años para intentar desviarlo. Asimismo, este año está previsto para lanzar una misión que marcará un antes y un después en la defensa planetaria.

De León, es investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (AIC) y forma parte de la misión llamada AIDA, así como de la OSIRIS-REx, que en 2023 regresará a la Tierra con muestras del asteroide Bennu para su estudio.

Los asteroides cuyas órbitas los acercan a la Tierra (NEA) son los que deben ser vigilados. Entre ellos, los llamados potencialmente peligrosos, son los que tienen un tamaño igual o mayor de 140 metros, y que se acercan a una distancia igual o inferior a 20 veces la de Tierra a la Luna (unos 350 mil kilómetros).

Hasta el momento se han identificado cerca de 2 mil asteroides potencialmente peligrosos, sin embargo se estima que solo se han descubierto entre el 30 y 40 por ciento del total de NEAs con tamaños entre 100 metros y 1 kilómetro. Por lo que aún falta trabajo por hacer.

Misión AIDA

Con la misión AIDA se busca probar la posibilidad de desviar el impacto de un asteroide contra la tierra. Dicha misión marcaría un precedente en el campo de la defensa planetaria.

Con ello, pasaría a hacer hipótesis sobre si se puede o no evitar una colisión con la Tierra a poner en práctica una técnica que especialistas llaman “impactador cinético”, la cual consiste en lanzar una nave contra un asteroide para desviar su órbita.

En octubre de 2021 se lanzará la nave DART hacia el sistema binario Didymos, formado por un asteroide principal, de unos 800 metros, al que da vueltas otro más pequeño, Dimorphos, el cual cuenta con una medida de 160 metros.

DART se chocará contra Dimorphos y mediremos en qué medida somos capaces de cambiar su órbita con ese impacto. Por otra parte Hera será lanzado un poco más tarde y estudiará en detalle cómo ha quedado el sistema tras el impacto.

Asimismo, en 2023 la misión OSIRIS-REX de la NASA traerá muestras de Bennu. Cabe recordar que el año pasado, la Agencia Espacial Japonesa volvió de su viaje con partes de Ryugu.

Estos asteroides fueron elegidos para separarlos en dos categorías: Los rocosos, compuestos principalmente por mezcla de silicatos y metal, y los primitivos.

Bennu y Ryugu son asteroides primitivos, son muy oscuros y apenas reflejan el 5 portento de la luz del sol, están formados por compuestos basados en el carbón, por material orgánico y por silicatos hidratados, es decir, que han estado en el pasado en contacto con agua líquida. Esto da claves de cómo llegó agua a la Tierra primigenia y cómo se originó la vida en nuestro planeta.

 

 

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