La humanidad perecerá algún día y su papel de especie dominante pasará a otros animales. Pero, ¿cuáles serían capaces de evolucionar para ser inteligentes y desarrollar las habilidades necesarias para estar por encima de las demás? Algunos científicos tienen hipótesis sólidas que a continuación te las contaremos.
Martha Reiskind, ecóloga molecular de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Estados Unidos, sostiene que si los humanos se extinguieran repentinamente mañana por un desastre climático, como el calentamiento global, las especies sobrevivientes sufrirían un rápido proceso de adaptación y animales que dependen del frío, como los osos polares y los pingüinos, probablemente no prosperarían en los milenios posteriores a la desaparición de los humanos.
¿Quiénes sí podrían tomar el lugar de los humanos?
El geólogo escocés Dougal Dixon ha destacado en diversas ocasiones que las manos habilidosas y el pulgar oponible hicieron que los humanos pudieran ser buenos en la construcción y el razonamiento espacial, por lo que los “herederos” más viables serían algunos primates, como los chimpancés (Pan troglodytes) y los bonobos (Pan paniscus), con quienes compartimos ciertos rasgos físicos. Sin embargo, probablemente se necesitarán cientos de miles o incluso millones de años de evolución para llegar a ser “inteligentes”.
Como seguramente lo habías pensado, si ocurre una catástrofe lo suficientemente fuerte como para eliminar a los humanos, también es probable que los primates sufrieran, por lo que las aves serían unas de las especies capaces de adueñarse de la Tierra, pues son muy inteligentes, ejemplo de ellos son los cuervos, que algunos estudios sostienen que son capaces de emitir juicios.
Las aves pueden agruparse en grandes grupos e incluso construir sitios de anidación comunales. Si bien son bastante distintas a las metrópolis humanas, estas viviendas arbóreas demuestran que la vida en sociedad no es algo extraño para ellas. Por otra parte, los pulpos son animales muy habilidosos con sus extremidades y son capaces de aprender a distinguir entre objetos reales y virtuales e incluso pueden alterar físicamente su entorno; su único problema, es que dependen del agua para vivir.
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