Entender nuestra historia y nuestro futuro implica, necesariamente, conocer y estudiar las relaciones con Estados Unidos, a quien, nos guste o no, por razones geopolíticas, estamos vinculados inexorablemente. Considerando que este imperio representa el conglomerado industrial y militar más importante del mundo, constituimos una necesidad estratégica para su desarrollo.
Por ello, nuestras relaciones bilaterales son fundamentales para entender nuestro propio camino; habrá que subrayar que muchos de los gobiernos mexicanos han sabido guardar un equilibrio y salvaguardar la soberanía de la nación.
Actualmente, enfrentamos tres temas fundamentales: la justicia y la inseguridad, la economía y el comercio, y, desde luego, la migración.
Transversalmente, a todos estos aspectos, están las cláusulas que regulan el T-MEC que, por cierto, contemplan un régimen jurídico en que las naciones signatarias han cedido soberanía para que sus conflictos comerciales se resuelvan en paneles de arbitraje, por jueces internacionales y no por las Cortes de cada país.
La seguridad sigue siendo un tema, que no sólo nos afecta fundamentalmente a todos los mexicanos, sino la indeseable presencia del crimen organizado y sus operaciones de personas ilegales y de narcóticos, atañe también a todos nuestros vecinos.
En cuanto al comercio y la economía, nuestras relaciones han producido un fenómeno de enormes consecuencias, pues el monto de más de mil 500 millones dólares anuales nos convierte en el Tratado Comercial más importante, por eso, la supervivencia de éste no solo es necesaria para México, sino también para Estados Unidos y Canadá.
Por ello, los gobernantes del presente y del futuro inmediato deben cuidar el desarrollo de este proyecto económico.
La migración es otro tema fundamental y, más allá de quien gane las elecciones en EU, tiene que haber solución a este problema, dándole mayor fluidez a este fenómeno, que no sólo se da en nuestras latitudes, sino en todo el mundo; al parecer obtendremos un mejor trato si ganan los demócratas.
El arribo del nuevo gobierno, encabezado por la doctora Claudia Sheinbaum, está obligado a obtener la solidaridad de todos los mexicanos, más allá de las diferencias internas, para mantener principios fundamentales que nos den estabilidad y destino.
Por todo ello, abra que reflexionar con cuidado el futuro inmediato, no sólo encajonarnos en nuestras posiciones ideológicas irreductibles, sino pensando con patriotismo en el futuro de la nación, para que la frase atribuida a Porfirio Díaz —“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”— no nos condene al subdesarrollo, la explotación y la pobreza, sino para impulsar el camino hacia la prosperidad, con respeto a los principios que marca la Constitución.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ