COLUMNA INVITADA

Turquía y su búsqueda por un nuevo papel en la geopolítica mundial

Desde que la Segunda Guerra Mundial concluyó, muchos fueron los cambios en la conformación de los bloques económicos, los ejes políticos, comerciales

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Desde que la Segunda Guerra Mundial concluyó, muchos fueron los cambios en la conformación de los bloques económicos, los ejes políticos, comerciales; y por supuesto, la manera de entender la estructura social en su conjunto desde la visión occidental. Se podría decir, que el capitalismo en sus diversas formas, triunfó para convertirse en el rasero de aceptación diplomática y económica, bien visto, por la mitad del mundo y otras naciones hasta la actualidad.

Desde aquellas fechas, hasta estos días, la propensión de muchas naciones por tratar de encontrar caminos alternativos a la preeminencia occidental sobre el orden mundial es hablar de la otredad identitaria, política y hasta económica que, muchas naciones en el siglo XXI tratan de alcanzar en favor de sus intereses nacionales. Una muestra de ello es la consolidación de los BRIC’S (una alianza económica y política integrada por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y recientemente engrandecida con la adherencia de otras naciones como, Emiratos Árabes, Irán, Egipto, Etiopía y Arabia Saudita).

De acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), los países del BRIC’S concentrarán 33.6 por ciento de la producción mundial de la riqueza en 2028, en comparación con 27 por ciento del G7, esto de acuerdo con algunos análisis realizados por el Bank of América Merrill Lynch y otras calificadoras.

Este grupo tiene una población combinada de alrededor de 3 mil 500 millones de personas, lo que representa 45 por ciento de la población mundial y su economía en conjunto vale más de 28.5 billones de dólares (alrededor de 28 por ciento de la economía mundial).

Por si esto no fuera suficiente, los BRIC’S, producen además alrededor de 44 por ciento del petróleo crudo del mundo, lo que posiciona a este bloque de naciones fuertemente en la discusión por la distribución y la competencia de energéticos y derivados en las décadas que están por venir, disminuyendo drásticamente de esta manera, la influencia de organismos como la OPEP o la misma OCDE.

Pero ¿por qué es relevante la aparición de este bloque de naciones en el escenario internacional?

Tras la famosa conferencia de Bretton Woods celebrada en el año de 1944, el dólar estadounidense estuvo vinculado con el precio del oro y las demás monedas con el dólar. Como resultado de este fenómeno, esta divisa se convirtió en la moneda de reserva a nivel planetaria, mientras que el petróleo, se compraba y vendía en dólares estadounidenses.

Otro dato curioso y notoriamente significativo, fue que a pesar de que los norteamericanos abandonaron el patrón oro en 1971, el petróleo todavía se intercambia en dólares, lo que, lo sigue posicionando como el principal filtro económico para valuar este importante energético.

Todo lo anterior sigue sucediendo, aún cuando el país de las barras y las estrellas no tenga el mayor número de reservas en el mundo o el sustento económico de su moneda, haya sido rebasado desde hace muchos años por el volumen de su deuda, (de acuerdo con información reportada por la Reserva del Tesoro y el Fondo Monetario Internacional, esta nación debe 34.5 billones de dólares, siendo una de las tres naciones con más deuda a nivel mundial al corte de 2024.)

La manera en cómo la relación entre el dólar y el precio del petróleo ha funcionado históricamente, es que, si el dólar se fortalece, el precio del petróleo tiende a caer, al menos nominalmente; por lo que, sí se asume que el resto de los factores permanecen constantes, no tendría por que haber una variación en el precio del barril del conocido oro negro.

En medio de este contexto, los BRIC’S, han tratado no solamente de fungir como un bloque opositor y alternativo ante el uso masivo del dólar como medida de apreciación monetaria, sino que, además, han logrado establecer una identidad comercial, política y diplomática, paralela a la celebrada en el G-7 y por supuesto, como un eje articulador de desarrollo económico entre los países en vías de desarrollo y algunas superpotencias no vistas con buenos ojos desde Washington.

La lista de naciones que han querido ingresar al bloque de los BRIC’S ha crecido, siendo algunas muy interesantes en términos geopolíticos y estratégicos para la consolidación espacial y económica de ese bloque en el mundo.

En este orden de ideas, Turquía ha dado un paso inesperado al frente, el cual puede suponer un hito importante en la situación geopolítica mundial, por la importancia que tiene el país, situado en una encrucijada geográfica que une Oriente con Occidente.

El gobierno de Recep Tayyip Erdogan habría solicitado oficialmente entrar a formar parte de los BRICS, el grupo que representa el bloque rival de Occidente, la OTAN y, en general, los países llamados desarrollados que se encuentran dentro de la órbita estadounidense.

Será a finales de octubre cuando se producirá una cumbre de los BRICS en Rusia y todo apunta a que se debatirá entonces la anexión de Turquía a este bloque de naciones, que se suma ahora a una larga lista de aspirantes, como Indonesia, Tailandia o Vietnam, entre otros, que se han acercado a los BRIC’S con la intención de engrosar sus filas.

China, que tiene posibilidades de convertirse en la primera economía mundial en los próximos años y necesita el apoyo de nuevos socios para poder hacer frente al enorme reto que se le plantea y por supuesto Turquía y su preciada ubicación geográfica, podría fungir como la puerta de acceso a Europa para la comercialización masiva de productos y servicios de este gigante asiático en todo el viejo continente de manera nunca vista.

Mientras que para el presidente Erdogan, la búsqueda de nuevos socios comerciales, podría ser la clave para volver a revalorizar su moneda dado el contexto adverso que ha tenido que enfrentar en los últimos años, producto de la pandemia y las contracciones económicas en la región.

La nueva identidad que el primer ministro turco quiere darle a su nación, es una jugada de dos bandas, pues busca generar una respuesta también, por parte de la UE, ante la solicitud de su país, de ingresar a este bloque económico, algo que se les ha negado durante años.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

MAAZ