Finalmente no solo se consolidó la PaxNarca 4t, también se hizo manifiesta. La narrativa gubernamental ha seguido esta línea: (1) negar cualquier hecho de violencia; (2) decir que información en otro sentido es falsa propaganda de los opositores y adversarios; cuando es imposible negar la criminalidad (como la de más de 50 civiles y dos militares muertos en una semana en Sinaloa), (3) esta se admite pero diciendo que es culpa de los Estados Unidos lo que sucede.
Toda una argucia argumentativa antes que admitir que a los delincuentes no se les persigue en México. Que la impunidad campea a sus anchas. Que, por lo mismo, los criminales viven fuera de todo marco legal, siendo cada día más sanguinarios y brutales en su actuar.
La carta que escribió e hizo pública Ismael El Mayo Zambada desde su situación de arresto sirvió para señalar que Héctor Melessio Cuén fue asesinado en el mismo rancho donde a él lo secuestraron (quedo evidenciado que el narcotraficante hablaba con la verdad), mas no funcionó para evitar estallara la violencia en Sinaloa (o quizá eso era precisamente lo que el criminal buscaba en realidad).
Lo que es francamente inconcebible es que, mismo con ese aviso dado por El Mayo a su gente —y de paso los habitantes de Sinaloa—, López Obrador responsabilice al gobierno de los Estados Unidos por la violencia que se ha generado.
¿No es más que evidente que la furia es producto de la pugna entre bandas criminales? ¿Que él, siendo cabeza del poder Ejecutivo federal y comandante supremo de las Fuerzas Armadas tiene la obligación de frenar todo tipo de violencia? Y luego se sorprende de que le llamen #NarcoPresidente...
La PaxNarca 4t incluye el que, si los centros escolares no abren sus aulas para evitar poner en riesgo la integridad de sus alumnos debido a los tiroteos, las secretarias de Educación local y federal exigirán retornar de inmediato a actividades.
Se argumentará algo así como: “aquí no pasa nada”. También abarca el que generales del Ejército cándidamente admitan que la tranquilidad y el cese de violencia “no depende de nosotros, sino de que los grupos antagónicos dejen de hacer su confrontación entre ellos y que dejen a la población en paz”. Eso es lo que dijo el general Jesús Leana Ojeda de la 3era Región Militar de la antes mencionada entidad de la República…
Pero no solo el general Leana, también el secretario de la Defensa nacional, el mismísimo general Luis Crescencio Sandoval… Que no sabe cuánto durará la violencia en Sinaloa y cuánto tardará en regresar la paz “porque eso depende de que los grupos del narco detengan las confrontaciones”.
Es vergonzoso y doloroso saber que dos soldados fueron asesinados sirviendo a la patria, intentando resolver una situación que sus cabezas de comando dicen no depende de ellos…. ¿Ello responde a que los militares se encuentran muy ocupados en todas las obras encomendadas (y que nada tienen que ver con sus responsabilidades primordiales) o es un ingrediente consustancial a la tesitura de ‘abrazos, no balazos’?
Y sí, sucede que en esta PaxNarca 4t pareciera que los militares están de adorno; han cedido la soberanía del Estado sobre el control de la violencia para que sean los delincuentes quienes tengan el monopolio de la misma y sean ellos quienes decidan cuándo y cómo parar la sangre derramada. El gobierno, en particular las Fuerzas Armadas, reconocen que quienes mandan, manejan, deciden y frenan la violencia no son ellos. Ni el gobernador Rocha, ni los militares y tampoco la Guardia Nacional.
Dado que esa es nuestra triste realidad, queda evidenciado que es una chapuza el que la GN, bajo el comando de la Sedena concretado hace dos días por el oficialismo en la Cámara de Diputados—, vaya a significar una diferencia positiva en la pacificación del país; una y otra dependencia de la administración pública federal se ven bravas y con brío en el Campo Militar, pero quedan de adorno cuando deben enfrentar a los delincuentes. López Obrador ha conseguido la Paxnarca región 4t.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ