LA ENCERRONA

¡Viva México!

¡Que vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz! ¡Viva la 4T! ¡Viva México, viva México, viva México!

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

“Temamos a la historia que ha de presentar al mundo el cuadro de nuestras acciones”. José Ma. Morelos 

¡Que vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz! ¡Viva la 4T! ¡Viva México, viva México, viva México! … ¿Cómo? ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Fue un error, fue planeado, es el principio de una ideologización o algo que en verdad cree el “pueblo bueno”?

Así fue lo que todo el país escuchó en el último grito de independencia de López Obrador y, a su estilo, fue un fraseo que dejó una ola de opiniones a favor y en contra, división en todo el territorio nacional y, en una palabra, polarización.

Así es como deja el país López Obrador, con una profunda división y una sociedad polarizada, fifís y chairos, liberales y conservadores, los que están a favor del presidente y los que “están en su contra”.

Seis años de repetirlo, cada mañanera fue un foro perfecto -y a modo- para ahondar en estas divisiones, una y otra vez señalando que en la actual administración se acabó la corrupción, que se terminó la violencia, que la vida de todas y todas las mexicanas es mejor (al menos que hace seis años), que vivimos en Dinamarca, que no se endeudó el país, que todo está bien y va a estar mejor. 

Si, conocemos bien todas las frases y los dichos grandilocuentes (y vacíos), pero de pasar de esa perorata diaria a -meter- a la 4T, a su partido político, en un acto oficial existe mucha diferencia.

Lo escribí hace unas semanas, no somos Dinamarca, pero tampoco Venezuela, sin embargo de la misma manera comenzó Chávez a normalizar en los discursos oficiales para “sembrar” como oficial los eslóganes y frases partidistas, también lo hizo Castro, lo sigue haciendo Putin y no se diga de Kim Jong-Un. Las palabras no son inocuas y menos cuando son repetidas más de mil veces.

Y siempre va concatenado, la palabra y el acto. ¡Viva la 4T! Y después la reforma al Poder Judicial. “Somos mejor que Dinamarca” y posterior la desaparición de los organismos autónomos. “Fuera la corrupción” y después señalamiento y sobres amarillos.

Aquel que creyó que al término de la administración habría un ocaso del poder y la fuerza del presidente se ha equivocado rotundamente, el inquilino de Palacio Nacional quizá hoy tiene más fuerza que en el lejano 2018. A su salida está con un Legislativo que rinde ofrendas y con su bota en el cuello del Judicial.

Así, la fiesta nacional por antonomasia se ha vuelto parte de las celebraciones del presidente y su gira de despedida. Festejar la independencia para las y los mexicanos, congratular a Hidalgo, Morelos, Ortiz es una cuestión de identidad nacional, pero no lo es confundirlo con actos partidistas.

Es claro que a las y los simpatizantes puede parecerles una cosa menor, pero no lo es. El nicho de héroe nacional se gana con el tiempo, -con la historia-, no se otorga a mano alzada por unos cuantos. La polarización debe acabar, las mentiras tienen que parar, la división de la sociedad debe terminar para volver a decir ¡viva México! con todas sus letras.

POR ADRIANA SARUR 

COLABORADORA   

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM 

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