He dejado de contar, por vasto, el número de personas del mundo de negocios —empresarios y CEOs— que en el último año y medio me han comentado cómo gozan los posicionamientos y posturas que ha mostrado en redes sociales el empresario Ricardo Salinas Pliego respecto de las políticas públicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los que más me sorprenden son los conversos, que antes no, pero ahora hasta sonríen cada vez que leen un post de Ricardo.
No es fácil confrontar las acciones y las ideas de un gobierno obtuso. El aparato burocrático es poderoso; y no solo controla la fuerza pública; sino las entidades que regulan un sinfín de industrias. Muchos empresarios tienen valor e ideas, pero se saben vulnerables al expresar su sentir frente al gobierno cuando disienten. Por eso se refugian en cámaras y asociaciones, que son la cara frontal y a veces contestataria ante los abusos y disparates de la 4T.
No obstante, el arranque de la nueva Legislatura presenta un nuevo desafío para los empresarios, porque a partir de los resultados del 2 de junio parecen haber perdido toda legitimidad social masiva. Si su voz no se escuchaba ni resonaba en el “pueblo” antes, ahora menos; y los nuevos diputados parecen venir recargados de ácido muriático antiempresarial.
Las numerosas muestras de rechazo empresarial a la reforma judicial, por un lado; y la sordera morenista para detener o alterar la iniciativa de cambio constitucional, por el otro; son muestra del clímax del desencuentro más grande entre empresarios y gobierno que haya atestiguado nuestra generación.
Lo anterior pone a los empresarios en terreno negativo. Si hace tres años tenían que remontar desde menos cinco puntos en el escalafón de la legitimidad social; ahora deben partir de menos diez o menos veinte.
Es una calamidad, y hasta el momento no queda claro que el Consejo Coordinador Empresarial de Francisco Cervantes; el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales de Manuel Bravo; o el Consejo Mexicano de Negocios de Rolando Vega tengan las herramientas idóneas para reposicionar la función empresarial en la sociedad.
¿Qué se requiere? Más imaginación, agilidad y reconexión directa con la ciudadanía. Las campañas de comunicación con datos del empleo que generan o del PIB que representan no conectan con el pueblo. Es preciso hallar la fórmula para tocar las fibras emocionales que devolverían la percepción de lo que realmente son: héroes.
FORD
La automotriz que recientemente dirige Lucien Pinto reconfiguró por completo la planta de Irapuato, que pasó de construir transmisiones para vehículos a gasolina a la unidad primaria del Mustang Mach-E. Se trata del motor eléctrico y el sistema de propulsión, que ahora será surtidos desde ahí hacia la planta de Cuautitlán Izcalli, donde se fabrica ese auto masivamente.
POR: CARLOS MOTA
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