LA NAO DE CHINA

¿Diplomacia de cóctel, económica o científica?

Los asistentes pudieron conocer los esfuerzos de las universidades de ambos países en áreas como sustentabilidad, agua, desarrollo, energía y robótica, temas alineados con la Agenda 2030 de la ONU

OPINIÓN

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Adolfo Laborde / La Nao de China / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La reciente Sexta Cumbre de Rectores México-Japón, realizada en las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destacó no solo por su impecable organización, a cargo del IPN en conjunto con la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), sino también por la participación de actores clave como la Embajada de Japón en México, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), y 14 instituciones educativas japonesas.

También asistieron diversas universidades mexicanas, representadas por rectores, funcionarios y algunos investigadores.
Una de las novedades de esta edición fue la inclusión parcial de una propuesta que presenté en la cumbre anterior, celebrada hace dos años en la Universidad de Sophia, Tokio.

Dicha propuesta sugería integrar a los actores económicos de la relación bilateral para que lideraran el diagnóstico de las necesidades productivas entre Japón y México.

El objetivo era fomentar la cooperación en investigación aplicada basada en estas necesidades industriales, promoviendo asociaciones estratégicas y conversiones, en línea con el Acuerdo de Asociación Económica (AAE) que ambos países mantienen desde 2005.

Adicionalmente, propuse la creación de un fondo semilla autosustentable para proyectos de investigación, lo cual permitiría dejar atrás las intenciones diplomáticas y promesas vagas para avanzar hacia acciones concretas.

Este enfoque ayudaría a superar el característico "brindis diplomático" y las meras oportunidades fotográficas que suelen protagonizar estos encuentros.

Aunque la Cámara Japonesa de Comercio e Industria y varias empresas japonesas de primer nivel participaron activamente, expresando sus intereses comerciales en México, no se llevó a cabo una ronda de negocios cara a cara que pudiera haber facilitado la concreción de acuerdos. 

Los asistentes pudieron conocer los esfuerzos de las universidades de ambos países en áreas como sustentabilidad, agua, desarrollo, energía y robótica, temas alineados con la Agenda 2030 de la ONU. Sin embargo, el alcance de estos intercambios fue limitado, lo que resultó en una oportunidad desperdiciada en términos de gestión y recursos humanos.

De cara al futuro, es crucial que la Secretaría de Economía de México (SE) y el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón (METI), que son los responsables de dirigir e implementar la relación económica, jueguen un papel central en estas cumbres. Asimismo, el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) y el Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología de Japón (MEXT) deben involucrarse más activamente para garantizar el seguimiento y la implementación eficaz de los acuerdos.

Este mismo desafío se presenta en otras cumbres entre México y diferentes países. 

Por ello, es vital que, en la próxima cumbre, programada para realizarse en dos años en la Universidad de Tsukuba, Japón se deje atrás la tradicional "diplomacia de cóctel" y se adopte un enfoque más orientado a la diplomacia económica y científica, con resultados tangibles y medibles.

Esto beneficiará a miles de empresas que son el motor de la economía mexicana, preparándolas para su integración en las grandes cadenas de valor, impulsadas por el esperado nearshoring, en especial desde Japón.

POR ADOLFO LABORDE

COLABORADOR

@ADOLFOLABORDE71

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