El Congreso español reconoció a Edmundo González como el presidente electo de Venezuela. Mientras que el Senado español fue un paso más allá y pidió “adoptar medidas apoyando el traspaso de poderes” de Nicolás Maduro a González. Evidentemente, en ambos casos, las resoluciones no tienen carácter vinculante y se trata de mandatos del legislativo que pueden ser ignorados o no por el titular del Ejecutivo español.
No por ello estos importantes pronunciamientos dejan de tener peso tanto hacia el interior de España como en toda la comunidad internacional. Mandan una señal.
Representan, además, un triunfo diplomático de la oposición venezolana desplegada en Europa.
Fueron iniciativas originadas en el Partido Popular, pero secundadas por muchas voces en el gobierno de Pedro Sánchez, así como por el partido catalán y el partido vasco. Señal de que el apoyo hacia una transición política en Venezuela está yendo más allá de la ideología (es, ante todo, una cuestión de justicia y democracia).
Nicolás Maduro podrá decir —y seguramente lo hará— que tiene una carta firmada por el propio Edmundo González donde acepta su derrota en las elecciones. Pero, como este informó a la opinión pública, fue coaccionado por el gobierno venezolano a cambio de permitirle salir de Venezuela.
Y si bien el gobierno español insiste en la petición de que se hagan públicas las actas electorales para poder reconocer a un ganador de los comicios (misma postura que defiende toda la Unión Europea), es simbólico y alentador que el ministro del exterior de España, José Manuel Albares, recibiera al líder opositor venezolano después de las resoluciones de las cámaras legislativas…
La posición oficial por parte del gobierno español es que dicho encuentro se trató de un intercambio de “visiones sobre el momento actual y la democracia, la libertad y el diálogo en Venezuela”. La reunión implica, no obstante, mucho más. Es un reconocimiento a quien ya se sentó a dialogar con el actual presidente Pedro Sánchez y con el ex mandatario Felipe González, a quien los españoles siguen viendo como una persona seria y confiable.
El haber aceptado a González como exiliado político y votadas las decisiones por ambas cámaras del gobierno muestran la apuesta de Sánchez: el gobierno socialista acercándose más hacia el centro y llevando a que ni la derecha ni los independentistas en España se opongan a la decisión que tome el Ejército. Ni siquiera la extrema izquierda se lanzaría a la temeraria posición de apoyar a Maduro en esta ocasión.
Lo que sucede en España en torno a Edmundo González no hace diferencia para derrocar al tirano, pero sí le mete presión a otras naciones para aceptar la victoria de la oposición en Venezuela.
Tres en Raya
.- Esta bocanada de aire fresco para Venezuela, cortesía de España y su compromiso con la democracia del mundo, tiene otras implicaciones para la misma Venezuela y de manera indirecta para México. ¿A quién se invitó por parte de la presidenta electa a su toma de posesión, si la comunidad internacional, el mundo occidental y democrático desconoce a Maduro y reconoce a Edmundo González? ¿Cancelará la SRE la invitación a Maduro? Y si no hacen cambios, ¿a quién enviará el gobierno de Maduro como su representante?… El no puede venir.
.- A un dilema similar se enfrentaba Claudia Sheinbaum con Estados Unidos. Lo bueno en ese caso es que ya anunció la oficina del presidente Joe Biden que vendrá su esposa Jill Biden en su representación.
.- López Obrador dice que él es el mandatario que más empoderó al pueblo. Los hechos, los verdaderos, son otros. Quien empoderó al pueblo, ciudadanizándolo, fue Ernesto Zedillo gracias al empadronamiento masivo que hizo a partir del 96 y con el proceso de credencialización (llegando a que el 98% de la población con edad de votar contara con su credencial de elector). Nada más poderoso que eso para el mexicano promedio.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
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MAAZ