TRANSPARENCIA 5.0

La condena de los likes: redefiniendo las historias

En la era digital, el valor de una historia ya no depende de su mérito intrínseco, sino de la cantidad de reacciones que genera. Esta "condena de los likes"

OPINIÓN

·
Arístides Rodrigo Guerrero García / Transparencia 5.0 / El Heraldo de MéxicoCréditos: Heraldo de México

En la era digital, el valor de una historia ya no depende de su mérito intrínseco, sino de la cantidad de reacciones que genera. Esta "condena de los likes" impone un juicio implacable que subordina la esencia de lo narrado al aplauso virtual, lo que provoca una constante ansiedad por la aprobación externa y frena la creatividad. La espontaneidad se ve reemplazada por el temor de no recibir suficientes validaciones en cada intento de expresión.

Nuestra interacción con la tecnología está profundamente influenciada por modelos culturales que combinan tanto elementos materiales como valores y creencias. La cultura al ser un conjunto de valores y sistemas simbólicos, moldea tanto nuestro comportamiento como los artefactos que usamos, incluyendo la forma en que gestionamos nuestras identidades digitales. En este contexto, las interacciones digitales reflejan y refuerzan las culturas, influyendo en cómo procesamos la información y cómo nos presentamos en línea.

Todo ello aunado a que las plataformas digitales han reducido drásticamente el umbral de satisfacción de nuestras necesidades, y con cada clic o "like" dejamos un rastro en la nube que es difícil de borrar. Estas acciones revelan aspectos de nuestra intimidad virtual, permitiendo que algoritmos perfilen nuestros intereses y comportamientos, muchas veces sin nuestro consentimiento explícito. Esto alimenta un sistema económico donde nuestros datos se convierten en mercancía, explotada por empresas con fines lucrativos.

La evolución de la Web 2.0 ha democratizado y transformado nuestras relaciones personales en activos digitales. Esta transformación permite a cualquiera convertirse en creador de contenido, derribando las barreras entre consumidores y productores de información. Sin embargo, también expone partes de nuestra personalidad en la red, conformando una identidad digital compuesta por toda la información sobre una persona o entidad expuesta en Internet, desde datos personales hasta imágenes y comentarios.

Vivimos bajo la constante vigilancia de la tecnología, que nos ofrece la ilusión de una conexión global mientras recopila, analiza y monetiza cada uno de nuestros movimientos digitales. Los "likes", esas pequeñas validaciones sociales que antes nos hacían sentir parte de una comunidad, se han transformado en una prisión invisible donde el valor de nuestra creatividad, opiniones e  incluso nuestra existencia parece depender de la aprobación de la propia sociedad. Es urgente que tomemos conciencia de esta condena y aprendamos a valorarnos más allá de la pantalla, reconociendo que la esencia de lo que somos y lo que compartimos no puede ni debe estar a merced de una simple reacción digital.

Es urgente redefinir lo que significa triunfar en la era digital, más allá del dictado del algoritmo y las frías métricas que intentan reducir nuestra esencia a códigos. En este vasto océano de conexiones virtuales, corremos el riesgo de olvidar que lo más valioso en la vida no se puede medir ni etiquetar.

Como atinadamente expresó Antoine de Saint-Exupéry, “lo esencial es invisible a los ojos”, y hoy, más que nunca, necesitamos recordar que lo verdaderamente importante de nuestras historias, ideas y relaciones no se refleja en una pantalla ni en la cantidad de "likes" que recibimos. Lo esencial es invisible a los “me gusta”: es lo que toca el alma, lo que deja una marca imborrable en el corazón, y lo que perdura mucho más allá de lo efímero y lo cuantificable. Es momento de valorar aquello que nos hace humanos y nos conecta de manera genuina y profunda.

POR ARISTIDES RODRIGO GUERRERO GARCÍA

COMISIONADO PRESIDENTE DEL INFO CDMX

MAAZ