SOSTIENE PEREYRA

Ma Jin no se puede ir

Cuando los buenos resultados llegan en el deporte, suele ocurrir que las figuras ganadoras —atletas, entrenadores— se convierten en objetivos

OPINIÓN

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Beatriz Pereyra / Sostiene Pereyra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Cuando los buenos resultados llegan en el deporte, suele ocurrir que las figuras ganadoras —atletas, entrenadores— se convierten en objetivos de los dirigentes para tratar de importar ese éxito. Eso es lo que está pasando con la entrenadora china, Ma Jin, quien en los Juegos Olímpicos de París 2024 le dio a México dos medallas de la mano de Osmar Olvera, sin duda, la máxima estrella en este momento. Esas dos preseas tienen un valor enorme, pues desde hace 68 años ningún mexicano había sido doble medallista olímpico en la misma competencia.

Todavía son más importantes, porque desde su llegada a México, hace más de 20 años, Ma Jin, en total, le ha dado a nuestro país cuatro metales olímpicos, si sumamos las que consiguieron Paola Espinosa y Tatiana Ortiz en Beijing 2008, y la propia Paola con Alejandra Orozco en Londres 2012.

En resumen: el talento de esta entrenadora ha estado al servicio de México, y le ha dado grandes dividendos, luego entonces es una persona que no nos podemos dar el lujo de perder; por el contrario, ya debería existir una escuela china-mexicana de clavados, en la que el conocimiento de Ma Jin se rescate, atesore y prevalezca para que el día que ella no pueda seguir, por la razón, que sea su legado continúe. 

Me viene a la mente el entrenador mexicano Salvador Sobrino, quien se fue a preparar a la selección de clavados de Australia, con quienes también ha ganado varias preseas. ¿En qué situación estaríamos si Salvador no se hubiera marchado? Yo creo que la cosecha de medallas sería más grande. No olvidemos la labor del mexicano Iván Bautista, autor de tres preseas olímpicas, con Alejandra Orozco, Gabriela Agúndez, Iván García y Germán Sánchez

Desde hace años le han llovido ofertas de otros países a Ma Jin. Es obvio, todos quieren ganar medallas. En la mesa tiene una propuesta de 15 mil dólares mensuales para entrenar al equipo olímpico de Estados Unidos rumbo a Los Ángeles 2028. Si se va, muy probablemente, Osmar Olvera irá detrás de ella.

La entrenadora adora a su alumno mexicano, y sabe que juntos pueden lograr el objetivo de vencer a los chinos. Fuera de México, al menos no en el corto plazo, Ma Jin no va a tener a un clavadista con la calidad de Osmar. A ambos les conviene seguir juntos, pero lo que no puede ocurrir es que Ma Jin vuelva a ser maltratada, puesta contra la pared, ni pueden prohibirle otra vez que viaje con sus pupilos, como lo hizo Ana Guevara.

Fue un golpe bajísimo, un intento de sabotaje. Ma Jin es, además, la jefa de todos los entrenadores chinos que trabajan en México. Ha llegado el momento de que su labor no sólo sea aplaudida, y escuche un gracias como recompensa. Debe crearse un mecanismo mediante el cual tenga mejores ingresos para que no tenga ningún incentivo para marcharse de nuestro país. Ma Jin no se puede ir.

POR BEATRIZ PEREYRA

COLABORADORA

@BEATRIZPEREYRA

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