Con una menguada fuerza, como hace mucho no pasaba, los partidos de oposición quieren hacer valer su voz en el Congreso de la Unión para frenar la inminente embestida de Morena y sus aliados en torno a las reformas prioritarias de Andrés Manuel López Obrador, particularmente la Reforma Judicial.
La mala noticia es que ni por asomo tienen posibilidades de lograrlo. Los mexicanos se expresaron en las urnas y dieron a la 4T un poder ilimitado, como ya lo demostró esta semana durante la conformación de las mesas directivas y las juntas de coordinación política en la Cámara de Diputados y el Senado.
En San Lázaro, por ejemplo, Morena, con la ayuda del Verde, se agandalló todo. Con 15 diputados que le “obsequió” el partido del tucán, impedirán los guindas que el PAN pueda presidir la Cámara baja durante los próximos tres años.
Y en el Senado no cantan mal las rancheras. Después de un acuerdo entre Adán Augusto López y Alejandro Moreno, le dieron una vicepresidencia al PRI, pero para no quedar mal ni dejar fuera a los verdes, les crearon una vicepresidencia también.
Todos felices y contentos. Más los senadores que comanda Alito, porque logró una alianza de facto con Morena a cambio de cosas y votos que más adelante veremos.
De la alianza tricolor con el PAN ni sus luces. Al parecer, todo es cosa del pasado. Alito y Marko Cortés no han vuelto a aparecer juntos. En el Legislativo cada uno está jalando por su lado.
Y del PRD ni qué decir, de los dos senadores que tendría, Araceli Saucedo y José Sabino Herrera renunciaron y se adhirieron a Morena. El partido se queda sin representación.
El mayor peso de la oposición recaerá sobre Acción Nacional, cuyos representantes ya le declararon la guerra a Morena, pero ni siendo la segunda fuerza política tendrán peso para frenar las iniciativas y los proyectos del régimen.
Y por más que digan los morenistas que están abiertos al diálogo, en el caso de la Reforma Judicial, por ejemplo, impondrán su voluntad. La última palabra la tienen ellos. Faltaba más, los ciudadanos les confirieron ese poder.
En un debate que protagonizaron Arturo Ávila, vocero de Morena en San Lázaro, y Federico Döring, diputado federal del PAN, quedó claro que no hay punto de convergencia.
En la emisión radiofónica de A Fuego Lento, que se transmite todos los miércoles, a las 21:00 horas, por el 98.5 de FM, Döring echó en cara al morenista la falta de diálogo con la oposición.
Dijo que en la discusión sobre la Reforma Judicial y las otras iniciativas, los han ignorado por completo, lo que consideró como una majadería.
“Es una corrientada política que alguien asuma que los nuevos diputados y senadores no pueden formar parte de la discusión”, expresó el diputado federal más votado de la legislatura.
En respuesta, Ávila, comento: “vamos a escuchar a los compañeros de la oposición que están hipersensibles y vamos a ser respetuosos. Pero ellos deben de entender que el pueblo ha determinado que se lleve a cabo esta reforma al Poder Judicial”.
Más claro ni el agua. Morena, AMLO y la Presidenta electa no cambiarán su postura en torno a la controvertida reforma, para eso tienen trabajando a sus operadores en la Cámara de Diputados, con Ricardo Monreal al frente, y en el Senado con Adán Augusto López.
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MUCHOS PENSARÍAN que con el cambio de gobierno en la CDMX, las investigaciones sobre el llamado Cártel Inmobiliario serían cosa del pasado, pero no.
La jefa de Gobierno electa, Clara Brugada, ya encargó a algunos integrantes de su equipo colocar el tema como prioridad. Es decir, van sobre los panistas que han sido vinculados con este caso. La consigna es que quien la debe, la paga.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: "En el Parlamento, las mayorías a menudo parecen ser el resultado de un sorteo, no de un debate".
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
MAAZ