COLUMNA INVITADA

La infamia de los abrazos al narco

Siguen transcurriendo los días y son más las dudas que las respuestas que aún persisten al respecto

OPINIÓN

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Federico Doring / Columna invitada / Opinión El HeraldoCréditos: Foto: Especial

Siguen transcurriendo los días y son más las dudas que las respuestas que aún persisten al respecto de la forma en que Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López aterrizaron en Estados Unidos el jueves 25 de julio para ser sometidos a las autoridades de justicia de aquel país. En lo único que no hay duda es que el gobierno de López Obrador sigue sin saber absolutamente nada de lo que en realidad ocurrió aquel día y si lo sabe, calla como momia.

En la mañanera del viernes 26, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, afirmó que El Mayo y Guzmán López abordaron una aeronave en Hermosillo, Sonora, e incluso dio el nombre del piloto de la aeronave; pero todo fue mentira: ni era ese el piloto, ni era esa la aeronave, ni el vuelo salió de Hermosillo, incluso el gobernador morenista Alfonso Durazo ya desmintió públicamente esa información

La ignorancia del gobierno de México con relación a este caso no es un tema menor porque no se trata de un criminal menor. La propia Rosa Icela ha dicho que la FGR ha librado órdenes de aprehensión contra el El Mayo por delincuencia organizada, delitos contra la salud y en materia de armas; en tanto que el Fiscal General de los Estados Unidos, Merrick Garland, ha informado que en ese país, Zambada enfrenta cargos de tráfico de fentanilo, lavado de dinero, delitos con arma de fuego, secuestro y conspiración para cometer asesinatos.

Es decir, se trata de uno de los golpes contra el narcotráfico más importantes de los últimos años; pero el gobierno norteamericano decidió no involucrar al gobierno mexicano en esta operación. ¿Y a qué se debe tal grado de desconfianza? La respuesta es clara, el gobierno estadounidense observa lo mismo que la mayoría de los mexicanos observamos día con día: que el crimen organizado opera con la tolerancia del gobierno de López Obrador.

¿Realmente El Mayo Zambada era uno de los delincuentes más buscados por el gobierno mexicano o en realidad era un individuo más que se desplazaba sin ningún problema por el territorio nacional, sin ser molestado por las autoridades federales? ¿Siempre se desplazaba por carretera, nunca por avión? ¿Uno de los delincuentes más buscados puede subir y bajar de un avión sin que ninguna autoridad lo identifique? ¿Tan mediocre es el control de los aeropuertos en el gobierno de López Obrador?

Pero el gobierno de México no siempre fue tan laxo en el combate a los grandes líderes del narco, pues hubo una época en la que se dio una amplia colaboración con los organismos de seguridad norteamericanos. Pocos recuerdan el nombre de Marco Antonio Ortega Siu, mejor conocido como “el Águila”, un almirante de la Secretaría de Marina que, durante los gobiernos de Calderón y Peña, también colaboró con agencias de seguridad de Estados Unidos, como la DEA.

Así que no era cualquier funcionario, sino uno de los pocos en los que realmente han confiado las agencias norteamericas; y tal confianza estaba bien justificada, pues entre muchos de sus logros en materia de seguridad se puede contar la captura de “El Chapo” Guzmán.

El eslogan obradorista “abrazos, no balazos”, terminó siendo la mejor descripción del trato que en este sexenio se le dio a la delincuencia

POR FEDERICO DÖRING 

COLABORADOR

@FDORINGCASAR

MAAZ