COLUMNA INVITADA

Del asombro a la comprensión: la presencia en las Olimpiadas

Los Juegos Olímpicos producen una gran variedad de sentimientos alrededor del deporte

OPINIÓN

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Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los Juegos Olímpicos producen una gran variedad de sentimientos alrededor del deporte. Son capaces de hacer que una sociedad se interese por una disciplina deportiva de la que hace poco no sabía nada. De desvelarse para ver a las y los atletas de su país competir en el máximo nivel en el que puedan estar. No voy a mentir, hay una especie de patriotismo ahí presente, manifestándose detrás del deseo de querer que triunfen las y los nacionales por ser con quienes compartimos una identidad nacional.

El deporte provoca emociones en el momento y sin la necesidad de interpretarlas para darle sentido de lo que uno está experimentando. El historiador y teórico Hans Ulrich Gumbrecht escribe en su libro "Elogio de la belleza atlética" (2006) que "en los deportes se trata, antes que nada, de estar ahí cuando y donde las cosas ocurren, y las formas emergen a través de los cuerpos, en presencia real y en tiempo real".

Nunca es lo mismo ver la repetición de una competencia. La primera vez siempre es especial. Por un breve tiempo no es el principal interés entender las reglas del deporte, eso surge después, pero en ese primer instante solo importa apreciar a las y los atletas. No todo tiene un significado oculto esperando ser descubierto y no hay que interpretar con el objetivo de encontrar algo más profundo. Esa es una de las fuerzas que brindan las olimpiadas: no nos exigen comprenderlas para disfrutarlas, solo estar presentes ante ellas.

Una vez que aconteció ese primer acto de estar frente al deporte, esa experiencia inmediata, buscamos el sentido. Ya es ahí que intentamos entender las reglas, de comprender por qué un atleta recibe un puntaje más alto que otro. Posteriormente, buscamos dar su explicación y, de manera peligrosa, se puede observar lo que ocurre cuando se salen de control, los discursos, manejados por fobias, tal como ocurrió con la boxeadora argelina Imane Khelif. También puede ser un catalizador para exponer las fracturas sociales y los prejuicios arraigados que persisten en nuestro mundo globalizado.

Los Juegos Olímpicos nos ofrecen un escenario único donde estas dinámicas se manifiestan con particular intensidad y rapidez. Al final, nos presentan la dicotomía frente a la escena: experimentar en tiempo real la pura emoción del deporte y considerar las implicaciones más amplias de lo que hemos presenciado. Esto hace de los Juegos Olímpicos un fenómeno tan fascinante y digno de estudio.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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