Es conmovedor el modo en que los compañeros de la Transformación se han movilizado para despedirse de nuestro presidente, a un pestañeo de culminar este sexenio glorioso e irse a La Chingada.
Como es de bien nacidos ser bien agradecidos, mi Mario dejó claro el otro día que sí, que le van a regalar el fin de la división de poderes, conforme a los principios del humanismo mexicano y en respeto al mandato popular –en el entendido de que la reforma al poder judicial es eso, un regalo para él–, mientras que al camarada Noroña, parlamentario incomparable, y a pesar de que ni nuestro Líder ni nuestra presidenta electa lo saludan en los actos públicos, le dio un brote muy bonito de priismo sesentero y dijo en su comparecencia que el nombre del Líder de Líderes quedará “escrito en letras de oro” en el congreso.
Esos concursos de oratoria sí se ven, carajo. Para no mencionar a la compañera legisladora que de plano se quebró y, con la voz en llantina viva, jadeante, lloró con unas lágrimas de fervor popular que no las tiene ni el camarada Kim.
El Doctor Patán está muy orgulloso de sus compañeros de militancia, por supuesto. Después de todo, esas iniciativas, esas palabras, esas lágrimas, son el único remate posible a un sexenio que se ha tratado de acompañar al Jefe Máximo de la Revolución de las Conciencias (JMRC) hasta la consagración histórica, hasta la gloria eterna, lo mismo con los votos en las cámaras en un coro perfectamente sincronizado que dice “sí, señor presidente”; que con la obediencia humilde de cuanto gobernador; que en las caricaturas patrocinadas con dinero del pueblo; que en las columnas de opinión que nos recuerdan su compromiso con los desposeídos de la tierra.
En este caso, sin embargo, esos brotes de solidaridad con nuestro hombre en Palacio tienen, antes que nada, una calidad de urgencia. A aquí su doctor de cabecera no le gusta ser el portador de malas noticias, pero acabo de enterarme, y es desgarrador, que el hasta ayer "Quinto Presidente Más Popular del Mundo (QPMPDM)" ha dejado de serlo, en una caída en picada que lo ha mandado del segundo lugar, en cerrada competencia con Narendra Modi, a ya no sabemos dónde. Lo digo porque en el último levantamiento estadístico no figura siquiera entre los cinco presidentes más populares ¡del continente!
Esta columna es, en fin, un llamado. Quedan unas semanitas para canalizar todas las capacidades del Estado, desde el dinero público hasta la movilización de las fuerzas vivas, para poner al "ex QPMPDM" en el lugar del ranking que merece. Ahí sí, se cumplirá la profecía del camarada Noroña. Puedo ver esas palabras eternas, coronando el Reciento de San Lázaro en su oro de 24 kilates: “Gracias por todo y para siempre, Quinto Presidente Más Popular del Mundo”.
Sigan el Doctor Patán para más actos de reparación histórica.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ