DES... PROPÓSITOS

La dictadura de Maduro

¿Cómo es posible que un personaje como Nicolás Maduro pretenda permanecer en el poder cuando tanto la oposición, como el pueblo en general, le piden a gritos que se vaya?

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des...propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Cómo es posible que un personaje como Nicolás Maduro pretenda permanecer en el poder cuando tanto la oposición, como el pueblo en general, le piden a gritos que se vaya? Venezuela celebró elecciones el pasado 28 de julio con resultados adversos a Maduro (61), que pretende apoltronarse como presidente de Venezuela por un tercer periodo de seis años y completar un total de 18 años en el poder. Los resultados de los comicios, según copias de actas en manos del grupo opositor, favorecen a su candidato, el exdiplomático Edmundo González (74), después de haber revisado y cotejado más de 84% de las actas. Maduro perdió con un margen de dos a uno, pero las oficialistas autoridades electorales lo declararon, sin pruebas, ganador.

Maduro fue ungido presidente de Venezuela por su antecesor, el también dictador Hugo Chávez (1999-2013) y ha permanecido en el poder a través de triquiñuelas y procesos electorales desaseados en los que ha desconocido triunfos de sus contrincantes, desaparecido  a opositores y el apoyo del ejército venezolano, al cual concede una gran cantidad de prerrogativas, como suele acontecer en todas las dictaduras.

En el régimen de Maduro y de su protector, el extinto presidente Chávez, Venezuela pasó de ser una de las economías más boyantes de América Latina, gracias en gran parte a su enorme potencial petrolero, a un país que subsiste, en gran medida, por los apoyos financieros y materiales que recibe de países amigos -léase dictaduras o cuasi dictaduras-, como China, Rusia, Irán, Turquía y “asesorías” del gobierno cubano, que tampoco tiene otra cosa que ofrecer pues vive en agonía económica. 

La revolución bolivariana de la que vociferaba Chávez, que prometía justicia y la aplicación de buenas prácticas en la gestión de gobierno, sólo fue una gran mentira, como todas las que profesan los dictadores modernos. Chávez nunca combatió la corrupción que existía en su país hasta 1998 en que llegó al poder.

Al contrario, y, como en el caso de Putin, en Rusia, prefirió sacrificar el desarrollo de Venezuela a cambio de mantenerse en la silla presidencial y gozar de los privilegios de carácter personal, familiar y de camarilla que ello significa. Poco tardó en eliminar toda práctica de rendición de cuentas y transparencia y en combatir y derruir instituciones democráticas como el Poder Judicial, el servicio civil de carrera, organismos autónomos y, por supuesto, la libertad de prensa. 

Maduro no sólo ha continuado con la misma tendencia, sino que se ha radicalizado aún más en contra de las democracias y procesos democráticos, generando un ambiente de represión e incertidumbre que ha provocado la salida de más de 7 millones de venezolanos al extranjero.

Desde de la elección del 28 de julio, en la que el Consejo Nacional Electoral otorgó el triunfo a Maduro con el 52% de los sufragios, pero sin comprobarlos, se han registrado numerosas protestas, con más de 25 muertos, centenas de heridos y más de 2,500 detenidos y desaparecidos. Por el contrario, los datos presentados por la oposición, debidamente avalados por los representantes de casilla, muestran el claro triunfo de González: Maduro debería aceptar la derrota y negociar, como le ofrece su opositor, una salida sin mayores desórdenes.

Salvo sus aliados autócratas, prácticamente toda la comunidad internacional ha reconocido los resultados presentados por la oposición, los cuales muestran como ganador a E. González. Incluso países amigos de Maduro, como Brasil y Colombia han asumido una posición neutral al no reconocer ni aceptar los números revelados por la autoridad electoral venezolana. Ya es hora de que Maduro, con madurez política, reconozca su fracaso al frente de Venezuela y permita que el ganador de las pasadas elecciones acceda al poder.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

@TIGRE_AGUILAR_C

MAAZ