No hay nada peor que se quiera engañar a la gente, y sobre todo que se quieran engañar así mismos, con el discurso acerca de un proceso que realmente uno sirve para maldita la cosa. Ayer presentaron a Javier Aguirre, Rafael Márquez del resto del pomposo cuerpo técnico de la Selección Mexicana para el Mundial 2026, y en una de esas para el 2030.
¿Por qué en una de esas? Bueno, porque lo único seguro que hay en la FMF es que nadie está seguro en el puesto que ocupa, por lo Márquez puede soñar con prepararse para la Copa del Mundo 2030, pero nada, absolutamente nada le garantiza que vaya a llegar.
La palabra o concepto de la presentación fue uno que intentaron de todas las maneras posible dejar bien en claro. Proceso, proceso, proceso… una y otra vez repetían esta palabra como si con eso se hiciera realidad.
Aquí no aplica el decretar, aquí aplica el poner bases sólidas y comenzar a trabajar lo antes posible. Porque ese proceso del cual nos hablaron una y otra vez en la sala de presentaciones de la Selección Mexicana, fuera cierto, entonces habría jugadores en los que el nuevo técnico puede confiar.
Pero no los hay, la materia prima para el entrenador nacional es la misma que ya falló una, dos, tres veces. Entonces cómo se puede hablar de un proyecto que camino con rumbo a mejorar las cosas, cuando se repiten los errores del pasado, vaya, hasta se repita al técnico que viene a salvarnos de todos los males posibles, aunque no quiera aceptar que es un bombero.
Aguirre la repitió un sinnúmero de ocasiones, Ivar otro tanto, Duilio un par, Rafa… Bueno, Rafa parecía como en otro lado y no en el famoso proyecto.
Fueron tan insistentes en el concepto, que en lugar de darle fuerza, más hicieron dudar que en verdad esté tan sólido como nos han dicho. Porque algo que funciona no cambia de entrenador en tres ocasiones, en las que además, han presentado al nuevo estratega prácticamente con las mismas palabras y discurso.
Entonces, si hay un proceso por qué demonios cambian de técnico. Y aquí no vale lo dicho por Sisniega, de que es el mismo proyecto, pero con diferentes personas. Nunca podrá ser lo mismo, porque Coca, Lozano y Aguirre no trabajan igual, no tratan igual a los jugadores y no tienen el mismo trato con los directivos.
La gente de FMF y la Selección Mexicana sigue viviendo en su mundo y queriendo que todos los demás vivamos en él, y no quieren, ni les interesa, darse cuenta de la terrible realidad que vive el futbol mexicano, en donde lo único cierto es… que no hay PROYECTO.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
@GVLO2008
MAAZ