RUMBO POLÍTICO

Presidenta con A

En la ceremonia de recepción, Claudia Sheinbaum reflejó su compromiso con la transformación del país y con las mujeres

OPINIÓN

·
Arturo Ávila Anaya / Rumbo político / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En un momento coyuntural e histórico para México, la doctora Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera mujer en recibir la constancia de mayoría que la acredita como presidenta electa de la nación.

En la ceremonia de recepción, pronunció un discurso que no sólo reflejó el resultado de una jornada democrática ejemplar, sino también la profundidad de su compromiso con la transformación del país y por supuesto, con las mujeres de México. Claudia Sheinbaum no llegó sola, llegaron todas.

Esa misma mañana debo confesarles que mi hija Scarlett me dijo —“papá ya sé que quiero ser de grande”—, “¡ah sí!”, contesté, y con mucha emoción escuché su respuesta: “Presidenta”.

Así es como las y los mexicanos le damos un giro a la historia. Escuchar nuevamente el discurso de Claudia Sheinbaum y ver el orgullo de las mujeres de mi casa al escuchar versos como: “Las mujeres podemos también tomar el rumbo de la nación en nuestras manos y en nuestra mente”, o como “lo que se nombra existe y lo que no se nombra, no existe”.

O recordar que tuvieron que pasar 200 años y 65 hombres para que México tuviera a su primera Presidenta y dejar en claro que su triunfo no era individual, sino que “llegaban todas”.

Dijo Claudia: “Hoy con nosotras llega Leona Vicario (...); Josefa Ortiz, perdonen que no diga ‘de Domínguez’; llegan las Chinacas que defendieron a la patria (...); llegan las obreras (...); llegan Dolores Jiménez y Juana (...); llega Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Esther Chapa (...); llega Sor Juana Inés de la Cruz; llega Frida Kahlo; llega Rosario Castellanos; y también llegan las invisibles”.

Señaló que, “llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de realizar nuestros sueños y deseos”.

Debo de confesar, a mi esposa, una luchadora incansable, se le salieron las lágrimas y a mí me sobrepasó la emoción.

Y es que estos sucesos nos dan la oportunidad de reexpresar fuerte y claro la historia que algunos hombres acomplejados y llenos de miedos hubieran querido borrar de la historia.

Es el momento de destacar la importancia de la mujer en todos los procesos históricos, no sólo en México, también en el mundo y es, aunque poco se diga, desde los inicios del cristianismo, el movimiento de Jesús era un colectivo igualitario de seguidores y seguidoras, sin discriminación por razones de género.

No identificaba a las mujeres con la maternidad. Se oponía a las leyes judías que las discriminaban, y cuestionaba el modelo de familia patriarcal.

Por eso, hoy al ver a las mujeres de mi familia y a todas las que forman parte de mi vida, me siento feliz de vivir este momento de justicia histórica.

¡Que vivan las mujeres! Y que vivan las Presidentas con A.

POR ARTURO ÁVILA ANAYA 

ANALISTA POLÍTICO, EXPERTO EN SEGURIDAD NACIONAL HARVARD 

@ARTUROAVILA_MX 

EEZ