COLUMNA INVITADA

La PresidentA y el Pueblo Bueno

Seguí con atención los dos discursos de Claudia Sheinbaum del 15 de agosto: el que pronunció en el Tribunal Electoral durante la sesión solemne

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Seguí con atención los dos discursos de Claudia Sheinbaum del 15 de agosto: el que pronunció en el Tribunal Electoral durante la sesión solemne, y sus palabras del triunfo en el Teatro Metropolitan, ante dirigentes, legisladores, gobernadores e integrantes de su movimiento.

En ambos discursos hubo muchos mensajes dirigidos a diversos interlocutores. Me gustó eso de "Presidenta con A" y sus compromisos con las mujeres; también el respeto a la división de poderes, lo cual en estos momentos tiene un peso especial. Principalmente, destaco que mencionó que “deja de representar a una parte de la sociedad, para representar a todos los mexicanos”.

Estoy muy contento de que, por primera vez en 200 años de vida republicana, una mujer de izquierda sea presidenta de México. Este hecho en sí es histórico; falta ver sus consecuencias.

Tomo distancia de las loas que salen de las bocas zalameras, particularmente de los recién llegados al movimiento de regeneración nacional. Y de plano, ni volteo a ver a los catastrofistas de siempre, esos agoreros del caos y promotores de campañas de desinformación y mentiras.

Reconozco mi moderado optimismo y mi prudente entusiasmo ante las palabras de la presidenta electa. Moderado optimismo, porque discursos similares escuché de Vicente Fox, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, e incluso de Felipe Calderón al proclamar su triunfo. Prudente entusiasmo, porque, como dijo San Agustín, hasta no ver, no creer. Se acabó la retórica; ahora vienen los hechos.

Es importante recordar que la historia no la escriben los políticos, quienes siempre están mirándose al espejo, sino los historiadores. Y en muchos aspectos, la historia es más un género literario que una ciencia social. Así que, señoras y señores políticos, dejen su ego un rato en el cajón y simplemente hagan su trabajo.

¿Qué espera y merece el pueblo de su presidenta? Simplemente, vivir bien, lo cual significa, en lo personal, la felicidad; y en lo social, la justicia. ¿Cómo se procura la buena vida? Escuchando al pueblo. ¿Qué quiere el pueblo? Cosas simples, pero importantes para la vida: un trabajo que nos dignifique; un servicio médico que nos trate como personas; salir a la calle y dormir sin miedo. Que la electricidad, el gas, la gasolina y los impuestos no suban. Y si nos ponemos exigentes: escuelas que formen hombres libres, policías que defiendan al pueblo, no al poder, y si pedimos mucho, políticos honestos.

Conocí a Claudia Sheinbaum en la que fue su mejor etapa, la más auténtica e idealista, como representante estudiantil e integrante del CEU. Deseo que su paso por la Presidencia sea una gran etapa como mandataria y como ser humano. Que la razón, la prudencia y la templanza iluminen su pensamiento para que no meta tanto la pata, como dijo Winston Churchill.

Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

La política es de bronce.

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO

ANALISTA POLÍTICO

@ONELORTIZ

MAAZ