COLUMNA INVITADA

La cultura deportiva en México: Una política pública en constante definición y búsqueda de identidad

Hace pocos días dieron por finalizados los Juegos Olímpicos de París 2024, en donde, como siempre, se pudieron apreciar grandes marcas y logros sobresalientes

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Hace pocos días dieron por finalizados los Juegos Olímpicos de París 2024, en donde, como siempre, se pudieron apreciar grandes marcas y logros sobresalientes y anecdóticos que pasarán a la posteridad en la historia del olimpismo. En diferentes escenarios se vieron competir a los mejores deportistas del mundo en diversas disciplinas con un altísimo, nivel de deportivismo y profesionalismo que evidencia lo sobresaliente que un ser humano puede alcanzar con el paso de los años y entrenamientos exhaustivos.

Es quizás la constancia, el apoyo y la determinación, lo que hace que personas destacadas, se conviertan en verdaderas leyendas y logren construir un legado más allá del tiempo y las distancias deportivas. Que su ejemplo trascienda hacia las nuevas generaciones y se vuelva un elemento inspirador y motivacional para la niñez y las juventudes que los siguen.

Es en el deporte de alto rendimiento cuando la agudeza de las distancias económicas, culturales y políticas se funden para diferenciar a naciones con una mayor integralidad en la formación de sus ciudadanos y las que están en el camino de igualarlas.

En este punto, el medallero de la justa olímpica refleja en demasía esta idea. Estados Unidos y China lideran la competencia, empatando en igualdad de numero de preseas doradas, con 40 cada uno, siendo el segundo criterio de desempate (medallas de plata), el que le da el primer lugar a Estados Unidos (44) respecto de China (27).

Las demás posiciones no son sorpresivas, pues en términos generales son un reflejo de las mayores economías a nivel mundial: Japón (20 oros), Australia (18 oros), Francia (16 oros),  Países Bajos (15 oros), Gran Bretaña (14 oros), Corea del Sur (13 oros), Italia (12 oros,13 platas y 15 bronces), y Alemania (12 oros, 13 platas y 8 bronces).

No es hasta el bloque de posiciones que corresponden del puesto 20 al 30 que se puede apreciar una nación de Latinoamérica (Brasil en la posición 20). Otra sorpresa que se pudiera encontrar en este segundo bloque de países es que Canadá esta fuera de las primeras 10, ocupando ahora el escalafón 12.

Países con un menor PIB y menor población a México ocupan mejores posiciones dentro de esta lista: Irán (21), Ucrania (22), Cuba (32), Argelia (39), Kazajistán (43), Jamaica (44), Ecuador (44), Argentina (52), Chile (55), Santa Lucia (55), República Dominicana (59), Guatemala (60), entre muchas otras.

Lo anterior toma mayor relevancia cuando se contrasta con el nivel de inversión que muchos países del orbe llevan a cabo en este importante rubro de desarrollo humano en sus territorios, aunque obtener cifras exactas y comparables de la inversión en deporte por nación es complejo, ya que las inversiones pueden provenir de diferentes fuentes (gobierno, sector privado, universidades, etc.) y estar distribuidas en diversos programas e infraestructuras.

Además, los países no siempre reportan sus gastos en el deporte de manera estandarizada. Sin embargo, de acuerdo con algunas estimaciones de suplementos especializados como Sports Ilustrated, Forbes o Standard & Poor’s, los países con mayor número de inversión deportiva serían:

1.     Estados Unidos (20 mil mdd anuales), 2. China (alrededor de 15 mil mdd anuales), 3. Reino Unido (1,500 mdd anuales), 4. Rusia (alrededor de 1,500 mdd anuales), 5. Japón (entre 2000 y 300 mdd anuales, el problema es que sus niveles de captación de recursos son muy volátiles), 6. Australia (1200 mdd anuales), 7. Alemania (1000 mdd anuales), 8. Francia (900/1200 mdd anuales), 9. Corea del Sur (1000 y 1500 mdd anuales) y 10. Canadá (800 mdd anuales).

Estas cifras, como se han podido apreciar, son sumamente variables en torno a las justas deportivas que se presenten durante el año y evidentemente podrían incrementarse de manera exponencial en periodos de tiempo en donde se realicen justas internacionales como mundiales o las mismas olimpiadas. Sin embargo, son lo suficientemente ilustrativas como para establecer cierta relación entre el desempeño deportivo de sus atletas y el rendimiento de estos mismos en las diversas competencias en las que participan.

En el caso nacional, la inversión ha sido sumamente variable, o al menos eso han mostrado los mismos reportes del presupuesto federal, en donde desde el sexenio de Felipe Calderón (con un promedio de inversión en 4 mil mdp anuales), los índices han disminuido y presentado variaciones en márgenes entre los 2 mil y 3 mdp por año).

Lo anterior es el argumento central de muchos analistas deportivos y personas especializadas en el tema para argumentar y establecer una relación directa, la cual refiere, que entre menos inversión, menores son los resultados en el alto rendimiento deportivo; pese a ello, esto no explica por qué países con menores condiciones económicas, como Ecuador, Jamaica, Argentina, Cuba o Chile, han rebasado y desarrollado de manera más integral sus sistemas deportivos que México.

Es decir, aquí el problema no es la cantidad de dinero que el gobierno gasta en la generación de atletas deportivos de alto rendimiento, sino la manera en que lo distribuye, y aunado a esto, habría que preguntarse también si es fundamental gastar en la cúspide de la pirámide o en la base de esta misma.

Porque, si lo que se requiere, es tener una sociedad más sana que, de acuerdo con el módulo de práctica deportiva y ejercicio físico (Mopradef) del Inegi 2023, no la tenemos. Entonces, deberíamos primero empezar por hacer del ejercicio un hábito en la cultura de la sociedad nacional y, conforme a la marcha, ir reclutando a los mejores atletas para que representen al país, y no al revés, invertir en unos cuantos, esperando que estos den extraordinarios resultados, cuando la mayoría de la población no hace ejercicio, ni tiene buenos hábitos alimenticios.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

MAAZ