El primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador, deja el poder el primero de octubre, es decir, dos meses antes que los demás presidentes. Se va como diría él, feliz, ya que deja la presidencia con un alto nivel de popularidad y aprobación, entregando la banda a la exjefa de gobierno y miembro de su partido, además de haber logrado mayoría en ambas cámaras del poder legislativo, lo cual le facilita la aprobación de sus reformas propuestas.
A su fiel estilo antes de terminar su mandato y recluirse en su rancho, se está dando baños de pueblo, el cual no lo ha abandonado durante todo su sexenio. A diferencia con otros presidentes, el desgaste propio de gobernar a Andrés no le ha hecho mella, se irá con una popularidad cercana al 60% y con unas elecciones en las que su partido ha conseguido una aplastante victoria.
Aunque hablemos de Morena y sus candidatos, buena parte del triunfo es suya, por ello las reformas comprometidas para las que pidió al electorado un voto masivo las piensa dejar listas antes del 1 de octubre, entre otras, la modificación al Poder Judicial.
Cada sexenio vemos como pasadas las elecciones el presidente en turno se va diluyendo y desapareciendo de la escena política, cosa que no sucede con Andrés Manuel, al contrario, está más presente que nunca. El sabe perfectamente que el poder se ejerce.
A partir del primero de octubre el reto será para la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien seguramente continuará con lo bien hecho, como es el aumento del salario mínimo impulsado por el actual gobierno, que lo incrementó casi en un 120% por sobre la inflación.
Deberá seguir tratando de acabar con las injusticias sociales, disminuyendo las tasas de pobreza y desigualdad. Pero también enfrentará retos, como son el tema de salud y el de la seguridad pública, donde han quedado muchas cosas pendientes.
Mientras tanto, la oposición o como algunos se hacen llamar: “la resistencia”, verdaderamente son patéticos. Entre ellos, Francisco García Cabeza de Vaca, exgobernador de Tamaulipas por el PAN, a quien un juez le acaba de conceder dos amparos para evitar ser detenido por lavado de dinero y fraude fiscal.
Hace unos días, el propio García Cabeza de Vaca posteó en su cuenta de X una fotografía con los políticos Javier Lozano y Guadalupe Acosta Naranjo, en donde el exgobernador señaló que se reunió con dos liderazgos que siguen dando la batalla a favor de la democracia y las libertades.
Las acusaciones contra Cabeza de Vaca también alcanzan a sus hermanos Ismael y José Manuel García Cabeza de Vaca, señalados como actores importantes en la red de presuntos desvíos de recursos públicos en la entidad gobernada por Francisco, mediante el esquema de empresas fantasmas.
Ahora resulta que estos “amigos” son parte de la “resistencia” y mexicanos con causa. Esta es la razón por la que Morena arrasó en las pasadas elecciones.
La gente ya no les cree a personajes como estos, no les dicen nada, independientemente de señalamientos de propios y extraños, los cuales desde luego tendrán que demostrarse, pero de entrada este tipo de pronunciamientos desde un restaurante en Texas dejan mucho que desear.
Mientras sigan los Alejandro Moreno (Alito) en el PRI o personajes impresentables como estos en el PAN, la verdad es que se deben de augurar muchos años más de triunfos para Morena en las elecciones por venir.
POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
COLABORADOR
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