Con el nombramiento de Emilia Esther Calleja, al frente de la Comisión Federal de Electricidad, y el de Luz Elena González Escobar, en la Secretaría de Energía, Claudia Sheinbaum dará un giro de 180 grados a la política energética del país.
Sólo falta saber si Octavio Romero repetirá en Pemex u optarán por otra persona. Lo cierto es que la presidenta electa perfila más una gestión técnica que política para el sector de la energía eléctrica y los hidrocarburos en México.
Luz Elena, por ejemplo, ha estado durante muchos años en el manejo de asuntos fiscales y medioambientales. Y más allá de la relación de amistad y laboral que la une con la mandataria electa, lleva 20 años en la gestión pública.
En el caso de Calleja Alor, su desarrollo profesional de los últimos 21 años han sido al interior de la CFE y no hay duda de que conoce la institución de pies a cabeza.
Estos dos nombramientos fueron bien recibidos por los agentes económicos porque si bien la iniciativa privada logró participar en algunos proyectos de la 4T, no fueron tantos como lo esperaban y tampoco recibieron la atención requerida.
Creen que las cosas cambiarán radicalmente, porque la realidad es que, tanto en la CFE como en Pemex, el desastre es peor de lo que imaginamos.
No conocemos toda la basura que hay debajo de la alfombra de ambas empresas productivas del estado, desde negocios familiares hasta una millonaria lista de adeudos públicos y con proveedores.
Todo eso es atribuíble a que, en ambas compañías, se dio preferencia a las relaciones políticas y personales. Nunca se privilegió un perfil técnico.
Es el caso de Pemex, donde Romero hizo su mejor esfuerzo pero hoy tiene encima a todo el sector por la mala gestión de Marco Herrería, director Corporativo de Administración y Servicios, a quién acusan de detener todos los pagos de proveedores.
Eso y el manejo poco afortunado de la deuda, hace pensar que Romero Oropeza no se quedará. Alguien tendrá que pagar los platos rotos y todo apunta a que el tabasqueño será el sacrificado.
Pero eso no será la panacea para sacar a Pemex de la crisis. El anuncio del nuevo titular tendrá que llegar con un plan de viabilidad que incluya esquemas transparentes con la participación de la iniciativa privada que ya existe en este momento.
Y nadie tiene que rasgarse las vestiduras. Empresas privadas trabajan hoy en la extracción y distribución de gas natural, en la producción y distribución de fertilizantes, y en la exploración, perforación de pozos y la extracción de crudo.
Lo que hace falta es el reconocimiento público de que a 10 años de la Reforma Energética es necesaria y útil la participación de la iniciativa privada, porque, sin sus inversiones, muchos de los planes en curso no hubieran sido posibles, como Dos Bocas.
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LA REFINERÍA DOS BOCAS se convirtió en uno de los proyectos insignia del presidente López Obrador y su segunda “inauguración” ocurrió el 3 de agosto.
El primer mandatario dio el banderazo al proceso de producción de la planta, en un evento acompañado de la presidenta electa y de Octavio Romero.
La responsable de la obra, la entonces secretaria de Energía, Rocío Nahle, brilló por su ausencia. Algo que dio de qué hablar entre algunos funcionarios porque no se llevó la cereza del pastel y quien se colgó la medalla fue el titular de Pemex.
Hubo cuchicheos, porque de todos es sabido que entre Nahle y Octavio hay una pésima relación. Así es que este paisano de AMLO tiene varios frentes abiertos: su mala interlocución con la anterior titular de Energía, problemas serios con Hacienda y una nube de proveedores que lo persiguen por todos lados.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: "El prestigio público es como el dinero: más fácil de gastar que de ganar."
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
MAAZ