ORBITANDO

Una mediación sin fondo

Brasil, Colombia, México, Estados Unidos y Francia buscan una salida negociada para la nueva crisis electoral en Venezuela

OPINIÓN

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Israel López Gutiérrez / Orbitando / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Brasil, Colombia, México, Estados Unidos y Francia buscan una salida negociada para la nueva crisis electoral en Venezuela, que se desató después de que las autoridades electorales le otorgaron la reelección en fast track a Nicolás Maduro, pese a que la oposición también reclamaba el triunfo, aunque la verdad esos esfuerzos mediadores no parecen tener futuro.

Es difícil entender qué están o quieren negociar. ¿Acaso los mediadores creen que Maduro va a dejar el poder aceptando una derrota en las urnas o que la oposición va a reconocer que perdió ante el oficialismo del presidente venezolano? Si no es en esos términos, entonces no se entiende la razón de un diálogo entre ambas partes.

Sería interesante conocer cuál es la propuesta de Brasil, Colombia y México que se han proclamado neutrales, pero que en realidad están del lado de Maduro; su iniciativa, sea la que sea, sólo le da tiempo y, lo peor, él lo sabe aprovechar muy bien, debilitando la fuerza e ímpetu de la oposición. 

Los tres gobiernos latinoamericanos aseguran que sólo fijarán una postura cuando la chavista Comisión Nacional Electoral (CNE) presente los resultados oficiales y entregue las actas; pero eso nunca va a suceder y lo saben los “mediadores” o al menos de que hagan otra triquiñuela. Más aún, no hay una verdadera negociación donde participen ambos bandos.

De lado de Estados Unidos los intereses tienen otra visión: se necesita que Venezuela retome su endeble estabilidad para seguir haciendo negocios energéticos con ellos. Desafortunadamente, eso no va a suceder en el corto plazo porque Maduro ya echó a andar la maquinaria represiva y no la va a detener. 

Francia, por su lado, tiene un prestigio de mediador y no puede perder su etiqueta de país potencia, que tiene la capacidad de solucionar las crisis en el mundo, aunque, dicho sea de paso, ya no es tan real esa etiqueta. Pero Venezuela es un buen escaparate.

No es que no se tenga que tratar la crisis electoral en Venezuela, que tiene los mismos 11 años que ha estado Maduro en el poder, nunca ha tenido un triunfo claro y, en esta ocasión, no es la excepción. Al chavismo le salió mal la jugada y no pensó que el voto popular le iba a estallar en la cara; ahora no les queda otra que reprimir a la sociedad y esconder las actas electorales.

Esa postura del régimen chavista implica que Occidente condene a Maduro, que, por cierto, ya está acostumbrado, pero siempre va a ser mejor que dejar el poder fachada, que permite al Ejército venezolano hacer lo que mejor le parezca en materia de trasiego de drogas. Y por no dejar, ¡viene a la mente el Cártel de los Soles! 

No se entiende cómo los mediadores pueden proponer una salida negociada sin conocer las actas de unas elecciones que, según miles de personas en las calles de Venezuela, reclaman para la oposición.   

Y si en el hipotético caso de que Maduro haya ganado la elección, por qué hay un nuevo temor de otro éxodo. ¿Será que a los venezolanos no les gusta vivir bien y prefieren salir del paraíso para sufrir?, porque tampoco es que Estados Unidos o los países vecinos de Venezuela estén con los brazos abiertos para recibirlos. Solo es una duda.

POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ

COLABORADOR

@PAPADEPONCHO

ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM

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