COLUMNA INVITADA

Alegna, la medalla que sigue sin llegar

La joven de 25 años es un ser extraordinario, de diminuta figura, apenas pesa 49 kilogramos, pero con un gran corazón, una mejor cabeza y una valentía inquebrantable.

OPINIÓN

·
Créditos: El Heraldo de México

La conozco desde hace más de 8 años, era una niña, aunque sigue siendo casi una niña. Es un ser extraordinario, de diminuta figura, apenas pesa 49 kilogramos, pero con un gran corazón, una mejor cabeza y una valentía inquebrantable. La entrena Ignacio Zamudio, quinto lugar olímpico en Atlanta, aquel que en la ruta dejo el alma entera pero no le alcanzo. Uno de mis mejores amigos y sin duda, hoy por hoy el mejor entrenador de caminata, heredero de las glorias de Hausleber, el padre de la caminata mexicana y casi de la caminata moderna de todo el mundo.

La caminata es una prueba dura y recia que exige del atleta sacrificio y tesón. En los Juegos París, se disputó la prueba femenina de 20 kilómetros, dando vueltas a un circuito que obligó a pasar 20 veces frente a la Torre Eiffel y 20 veces cruzar el río Sena.

La esperanza de México estaba justo en esta chica que nació en Ojinaga, Chihuahua, y que por malos manejos del deporte de su estado, hoy representa a Querétaro; era la oportunidad de demostrar a sus 25 años que había dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad del deporte nacional, y lo logro, camino con maestría, con elegancia, no tuvo amonestaciones y fue valiente.  Alegna es, a  partir de la competencia de esta mañana, una de las mejores marchistas del mundo, con opción a cualquier logro que se proponga. Luchó hasta el final de la prueba para hacerse con un metal en el podio, pero no le alcanzó quedando en quinto lugar. Curiosamente el mismo lugar que consiguió en Tokio. Sin embrago, Alegna no abandona París todavía, a la espera de competir en la prueba de relevos mixtos de maratón el 6 de agosto.

La de chihuahuense, queretana salió reservada y se mantuvo en el grupo de las 30 mejores hasta la mitad de la prueba, la temperatura del clima ascendía, Alegna escalaba posiciones hasta situarse en segundo lugar en el kilómetro 11. La competencia se jugó entre media docena de marchistas que impusieron y aguantaron el ritmo de competición. El pelotón se fue descolgando hasta que, hacia el kilómetro 15, Alegna comenzó a mostrar problemas para defender su posición.

La lucha mental fue grande, mantenerse, seguir hasta el final y lograr un buen lugar. Su tiempo final, con el quinto puesto fue de 1:27.14, reduciendo el tiempo invertido en Tokio. La competencia de París exhibió un podio en que el oro fue para la china Jiayu Yang, la plata para la española María Pérez y el bronce para la australiana Jemima Montag. El cuarto lugar lo ganó la colombiana Lorena Arenas.

Al final Alegna nos dijo: “mi sentimiento es encontrado, es enojo, es felicidad, me siento conforme porque en la carrera lo di todo. No me quedé con nada, en el final, las últimas vueltas, sentía que ya no podía más pero luché hasta llegar a la meta. No me di por vencida…

Aún no termina la participación de Alegna en estos Juegos Olímpicos, me quedan los relevos del maratón de marcha y ahí tratare de sacarme la espina.”.

Estas palabras la retratan de cuerpo entero. El deporte de primer nivel es un ejercicio de entrega y esfuerzo, a contrapelo de la fatiga y el desánimo sobre los que se impone. No exige únicamente una exhaustiva preparación física, sino ante todo una disposición personal que reside en la voluntad. No basta con poder ser la mejor, hay que querer ser la mejor. El querer muchas veces se impone a las mejores condiciones físicas. Alegna González ha demostrado en la prueba de caminata que está llamada a

POR JORGE CAMACHO

COLABORADOR

@JorgeCamachoMEX