La infraestructura es la columna vertebral del desarrollo integral de las sociedades modernas. Desde trenes, carreteras y puertos hasta sistemas de salud y energía, la infraestructura juega un papel crucial en la promoción del crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la mejora de la calidad de vida de las personas. Sin embargo, en un mundo que enfrenta desafíos como el cambio climático y la desigualdad, la necesidad de desarrollar infraestructura sostenible se vuelve cada vez más urgente.
Para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las metas del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, es necesario realizar cambios en la manera en la que se construye la infraestructura de modo que sea ambientalmente responsable, socialmente inclusiva y económicamente viable. Pero, además, es necesario hacer cambios en la forma de financiar la infraestructura.
Según el Banco Mundial, las mejoras necesarias en infraestructura en todo el mundo, para proporcionar servicios básicos y esenciales a millones de personas en todo el mundo, representa hasta un 4.5% del PIB mundial anualmente; adicionalmente, los países en desarrollo necesitarán 2.4 billones de dólares anuales durante los próximos siete años para abordar tan sólo los costos climáticos, los conflictos y las pandemias.
Sin embargo, los gobiernos enfrentan limitaciones en términos de recursos financieros para satisfacer esta demanda. Como señaló el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres: “Invertir en un desarrollo sostenible y equitativo no sólo es un imperativo ético, sino también un buen negocio. El liderazgo de las empresas puede marcar verdaderamente la diferencia a la hora de crear un futuro de paz, estabilidad y prosperidad en un planeta sano”.
Es crucial fomentar Alianzas Productivas de Inversión entre el sector público y privado, donde ambas partes obtengan beneficios mutuos: tanto beneficios sociales como rentabilidad económica. Estas alianzas pueden tomar diversas formas, incluyendo modelos de contratación a través de proyectos de prestación de servicios, donde el gobierno otorga contraprestaciones a las inversiones privadas. Este enfoque no sólo impulsa la inversión privada en infraestructura, sino que también garantiza la calidad y la eficiencia en la ejecución de proyectos e incluso en la operación y mantenimiento del bien o servicio.
Ya hemos presenciado los beneficios tangibles de estas colaboraciones en acción. Desde la mejora de la conectividad terrestre con nuevas carreteras hasta la expansión de servicios de salud y de seguridad pública, y la implementación de proyectos de transporte público masivo, las Alianzas Productivas de Inversión han demostrado su capacidad para generar impactos positivos en la sociedad.
Aplicando principios de Gestión Pública Justa y Equitativa, UNOPS trabaja en estrecha colaboración con los gobiernos de todo el mundo para estructurar proyectos de infraestructura de manera adecuada, eficaz, eficiente y transparente.
Instamos a los gobiernos, el sector privado, la academia y la sociedad civil a unirse en un esfuerzo colectivo para desarrollar infraestructura sostenible que beneficie a todas las personas. Sólo a través de una colaboración compartida podemos construir un futuro más próspero y sostenible para las generaciones futuras.
Por: Giuseppe Mancinelli
Director Regional Adjunto para América Latina y Representante en México de UNOPS.
Contribución a título personal, no compromete a la UNOPS y a la ONU
dhfm