Países Bajos se sumó, la semana que termina, a los gobiernos en Europa que están virando hacia la extrema derecha, una tendencia que también se reflejó en las pasadas elecciones de la Unión Europea (UE); pues esa corriente fue la que más creció como bloque, al grado de que los gobiernos de Alemania y Francia salieron muy lastimados.
Las propuestas antiinmigrantes y las posturas antiislam han ganado terreno de manera importante, atrás quedaron los días de la hegemonía de la canciller alemana Angela Merkel; ella dictaba el rumbo y las políticas a seguir, que eran de inclusión a los migrantes. Eso se acabó, de paso Alemania luce hoy como un país rico, pero sin poder político en el bloque.
En dos décadas, la extrema derecha ha llegado más lejos que nunca en las elecciones europeas y logra ser primera fuerza en Francia, Italia, Austria, Hungría y Bélgica. Pero no solo eso, ha dado un salto en lugares como Alemania, donde la radical Alternativa para Alemania (AfDI) se encarama a la segunda posición, por detrás de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU).
En Francia, hay que señalar que no es la primera vez que la ultraderecha gana de la mano de Marine Le Pen, pero hoy como nunca su partido Agrupación Nacional (AN) está en las puertas del poder, según los resultados de la primera vuelta que le dieron 33% de los votos, los cuales colocan al presidente Emmanuel Macron fuera del Palacio del Elíseo.
Guste o no, la extrema derecha hoy se mueve entre los primeros tres lugares del poder político. Por ejemplo, en España no se puede debatir alguna ley sin que se considere la postura de Vox, el partido de extrema derecha que comanda Santiago Abascal, una formación que creció de la mano de Steve Bannon, hoy en prisión.
La derecha extrema golpeó fuerte el statu quo europeo, aunque aún no es un knock out, pero inevitablemente tendrán una mayor influencia en la toma de decisiones en el bloque, podría perjudicar la capacidad del Parlamento Europeo para aprobar leyes, así como un cambio de prioridades.
Lo que supondría un menor interés en políticas para hacer frente al cambio climático y, en cambio, endurecer las políticas migratorias, incluida la devolución en caliente.
Los ultraderechistas han ganado terreno en toda Europa a medida que el discurso se ha ido centrando más en el nacionalismo y la identidad, a menudo vinculado a la migración y cuestiones de género y LGTBIQ, esas políticas han fomentado un creciente rechazo a la coalición de conservadores y socialdemócratas.
Por cierto, mañana los franceses volverán a dar una muestra en las urnas de su rechazo o no a las políticas de Macron.
El escenario no podría ser más propicio, en el contexto mundial, de cara a una cada vez más real posibilidad de retorno al poder de Donald Trump, en Estados Unidos –nuestro vecino–, eso avizora que la derecha extrema podría comenzar a hacer y deshacer como mejor le convenga.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
@PAPADEPONCHO
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