COLUMNA INVITADA

México ante la encrucijada estadounidense

El próximo gobierno mexicano debe estar preparado para el regreso de Donald Trump

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El saldo del primer debate entre los candidatos presidenciales en Estados Unidos es al menos preocupante. El desempeño del presidente Biden encendió las alarmas del Partido Demócrata, incluso se discutió seriamente la posibilidad de que fuera relevado como candidato. Hasta el momento, todo indica que se mantendrá en la carrera por la reelección.

Faltan varios meses para la elección y nada está escrito, pero el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es una posibilidad cada vez más real. A diferencia de su primer periodo, esta vez el republicano y su equipo tendrían una gran ventaja. En 2016, su victoria fue algo inesperado: se trataba de un outsider que nunca había ocupado un cargo público; y aunque algunas de sus prioridades estaban bien definidas desde la campaña, la administración enfrentó una curva de aprendizaje natural, de la que estaría exenta en un segundo mandato.

El próximo gobierno mexicano debe estar preparado para enfrentarse a ese escenario y sus implicaciones para nuestro país. También de este lado de la frontera tenemos una ventaja: conocemos el estilo de liderazgo de Trump, sus fortalezas y debilidades, así como sus prioridades de política exterior, particularmente en la relación bilateral.

Durante años, México logró consolidar una dinámica en la que cada uno de los temas de nuestra relación se discutía por separado, de tal manera que un desacuerdo en materia migratoria no afectara la cooperación en seguridad o que una disputa comercial se quedara estrictamente en las instancias comerciales. La administración Trump rompió con esa dinámica: presionó al gobierno mexicano con aranceles al acero y aluminio para que adoptara medidas en materia migratoria.

El equipo de transición debe definir, desde ahora, si mantendrá esa inercia o hará un esfuerzo para volver a independizar cada uno de los asuntos estratégicos de la relación. El objetivo es impedir que los riesgos potenciales se conviertan en amenazas graves, especialmente en el contexto de la revisión del T-MEC en 2026.

Por supuesto, anticipar escenarios no significa dar por hecho el desenlace de la elección. Una de las lecciones más importantes de 2016 es que el gobierno mexicano no debe tomar partido, sino tender puentes con demócratas y republicanos por igual. No sólo en coyunturas electorales, sino como una estrategia permanente que facilite la construcción de consensos bipartidistas.

En noviembre, EU también renovará la integración de su Congreso, con distintas posibilidades: un Ejecutivo demócrata con mayorías legislativas republicanas, un Ejecutivo republicano con mayorías demócratas; o un congreso polarizado que obstaculice las decisiones del Ejecutivo.

En cualquier caso, el próximo gobierno mexicano está a tiempo de desarrollar una estrategia que le permita gestionar la relación con EU de manera efectiva, independientemente del resultado electoral. La prioridad, en todo momento, es salvaguardar los intereses nacionales.

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
SENADORA DE LA REPÚBLICA
@RUIZMASSIEU

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