POLIEDRO

Reformar, Renovar o Refundar…

A un mes de la elección, los partidos políticos de la oposición han establecido espacios de reflexión y comisiones para revisar los resultados de las elecciones del 2 de junio

OPINIÓN

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Marco Adame / Poliedro / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A un mes de la elección, los partidos políticos de la oposición han establecido espacios de reflexión y comisiones para revisar los resultados de las elecciones del 2 de junio. 

Ante el impacto de los resultados, en especial por la magnitud de las diferencias, se ha abierto un debate sobre la profundidad y el alcance  de los cambios que se necesitan; las expresiones de desprecio registradas en los casi dos millones de votos nulos, abren el abanico de posibilidades desde la desaparición de los partidos políticos, hasta la negación de las reformas, expresada por algunos miembros de las cúpulas partidistas. 

Con matices, entre los reformistas se hace referencia a la necesidad de “volver a dar forma”, de reformar y  rehacer a los partidos para enmendar el camino y dejar atrás prácticas que se consideran superadas o inconvenientes. Para muchos, el reformismo propuesto es un mero revisionismo que se acerca al “gatopardismo lampedusiano”, que estableció la paradoja de “cambiar para que todo siga igual”. Muchos de ellos no dejan de ser meros simuladores.

Otros apuestan por la renovación, buscando “hacer nuevo algo”, renovar lo que necesita  ser restaurado, rehabilitado e incluso reconstruido, para restablecer las prácticas que por alguna razón o extravío, se había interrumpido. Quienes así piensan, parecen más convencidos de la necesidad del cambio, aunque no dejan de ser más conservadores.

Finalmente están los que proponen la refundación de los partidos políticos existentes y el surgimiento de otros que respondan de mejor manera a la nueva realidad política;  “volver a algo” y “revisar la marcha de una institución para hacerla volver a sus principios originales o para adaptar estos a los nuevos tiempos” es todo un  “aggiornamiento político”, un movimiento para fomentar, adaptar, promover y fortalecer los principios y prácticas de las instituciones que buscan actualizarse, evitar la irrelevancia y asegurar su vigencia política. 

Como se puede advertir, la diferencia es de forma y fondo, si bien las tres palabras son semánticamente cercanas, son políticamente distantes. Aún desde la semántica, una reforma no impide un cambio total, de hecho, se habla de “reformas de gran calado”; por otro lado, refundar no significa llegar a algo distinto, mucho menos, a algo mejor y “volver a hacer” no necesariamente es reemplazar lo existente.

Para los partidos políticos históricos, en especial para el PAN, volver a los principios fundacionales y actualizarlos, es un asunto de supervivencia. Se equivocan quienes pretenden reducir los resultados electorales y los desafíos del cambio de régimen que está en marcha, a la necesidad de algunos cambios cosméticos, de forma y sin fondo.

Refundar a las instituciones políticas y la política en su conjunto, es el gran desafío de nuestro tiempo. Actualizar la vigencia de la política como actividad relevante, orientada al servicio del bien común y asegurar la capacidad de las instituciones democráticas para lograr el mayor bien posible, es un imperativo de conciencia.

El nuevo régimen, reminiscencia del priismo populista y autoritario del siglo pasado, reforzado por la pretensión del  “maximato”  del jefe máximo de la cuarta transformación, exige una respuesta total de las fuerzas democráticas. Contemporizar y negociar una paz barata, para mantener los privilegios de las cúpulas partidistas, es claudicar y condenar al país a un futuro autoritario.

POR MARCO ADAME
ANALISTA Y CONSULTOR POLÍTICO

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