COLUMNA INVITADA

Junio, mes más violento desde octubre 2022

Registró el mayor promedio de homicidios dolosos desde octubre de 2022 con 78.7 víctimas diarias

OPINIÓN

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Facundo Rosas / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Tras los resultados de las elecciones del 2 de junio, en los que el tema de la seguridad y la violencia pasaron a un segundo plano, no debería llamar la atención que junio haya sido el mes con más homicidios dolosos desde octubre de 2022.

De hecho las etapas de transición de gobierno, ya sea de titular del ejecutivo federal, gobernadores e incluso de presidentes municipales de las más grandes ciudades de nuestro país, se han caracterizado por un repunte en la incidencia delictiva.

Entre las razones de este comportamiento destacan las renuncias de algunos de los servidores públicos vinculados directamente con los temas de seguridad y aquellos vinculados con la atención de las causas de la violencia y la delincuencia, tales como salud, educación, economía y desarrollo social, dejando en manos de personas con menos experiencia y capacidad para la toma de decisiones, cuya curva de aprendizaje tomará algunos meses, que regularmente se juntan con los cierres de las administraciones.

En el caso de los gobiernos estatales, son las dimisiones para buscar otro cargo de elección popular y tratándose de presidentes municipales en busca de la misma reelección. En el caso del gobierno federal, el único que está obligado a permanecer hasta el final es el presidente de la República pero los demás están en libertad de ir a buscar otro cargo y si no lo consiguen pueden regresar.

Lo anterior se traduce en un relajamiento de la estrategia y la táctica operativa el cual es aprovechado por los grupos de la delincuencia organizada y común para cometer sus delitos, sabiendo que la reacción de las autoridades será de menor contundencia antes e inmediatamente después de una elección.

Otro factor que pareciera no tener relación con el incremento de la violencia y la delincuencia sino todo lo contrario, es el referente a los anuncios de los gobiernos federal, estatal y municipal de que las elecciones serían vigiladas por miles y miles de policías, que al final de cuentas terminan descuidando su responsabilidad de prevención y combate a la delincuencia porque no son estados de fuerza adicionales, son los mismos policías pero que les asignan nuevas tareas de carácter coyuntural en busca del tan ansiado “saldo blanco”.

No debemos perder de vista que así como los vacíos de información terminan llenándose por quienes busca posicionar sus intereses particulares, en materia de seguridad estos vacíos serán capitalizados por los grupos delictivos para cometer sus acciones y garantizar su impunidad, aprovechando que los policías y Ministerios Públicos están atendiendo o desahogando lo que se acumule durante la contienda electoral.

Con base en lo anterior a nadie debe extrañar que el mes de junio haya sido el que registró el mayor promedio de homicidios dolosos desde octubre de 2022 con 78.7 víctimas diarias de acuerdo a los registros que de lunes a sábado informa el Gabinete de seguridad del gobierno federal y que si bien es preliminar, hasta ahora sus cifras nunca han sido menores a las que reporta en la segunda semana del siguiente mes el Sistema Nacional de Seguridad Pública, por el contrario siempre son superiores entre el 10 y el 15%.

Un dato adicional que explica en parte el repunte en la violencia y también los homicidios dolosos es el referente al estancamiento en el crecimiento y desarrollo de capacidades de las policías estatales y municipales, que durante el sexenio que está por concluir no tuvieron el suficiente presupuesto ni la atención requerida, todo por darle prioridad a la “consolidación” de la Guardia Nacional, que al final del día tampoco pudo evitar que se registraran más asesinatos y extorsiones, respecto de los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, por más que la narrativa diga lo contrario. Los rubros en que más carencias presentan dichas corporaciones son equipamiento, evaluación en control de confianza, capacitación y certificación en la función policial como primer respondiente.

Ahí quedan los retos para el gobierno federal que toma posesión en menos de tres meses, porque el que se va, ya solo le resta literalmente esperar la última parada del camión, por lo que habrá que recordarle desde ahora que lo más difícil de ser presidente es ser expresidente.

POR FACUNDO ROSAS R.

EX COMISIONADO GENERAL DE LA POLICÍA FEDERAL

@FACROSAS

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